"Vuestro oro y vuestra plata se han oxidado, su herrumbre será
testigo contra vosotros y se consumirá vuestra carne como fuego. Es en los
últimos días que habéis acumulado tesoros."
Quizá si no es el
más imitado, uno de los personajes más imitados del siglo XXI es un pequeño
hombre corrompido por un tesoro que consiguió y que la agonía y la codicia que
su tesoro le producía le cambió y paso de ser un pequeño hobbit a una criatura
extraña, la cual únicamente repetía una frase, mi tesoro. No cabe ninguna duda
que este personaje es Gollum, de la película El Señor de los Anillos, y su
tesoro era el motivo de la película, un anillo con el que gobernar a todas las
criaturas existentes en el universo de Tolkien, y este poder fue el que le
corrompió hasta límites obsesivos. Este era su tesoro.
El ser humano
necesita tener sus tesoros, no siempre tienen que ser físicos, a veces son
emotivos, otras en cambio son ambiciones, pero sea como sea todos tenemos un
tesoro. Esto nos lleva a las palabras de Santiago, "Vuestro oro y vuestra plata se han oxidado, su herrumbre será
testigo contra vosotros y se consumirá vuestra carne como fuego. Es en los
últimos días que habéis acumulado tesoros." ¿Cuál es tu tesoro? ¿De
que esta hecho?
Aunque los tesoros
que podemos tener podemos categorizarlos en muchos tipos, hay dos grupos
básicos que podemos hacer, los tesoros terrenales y los tesoros celestiales y
nuestro Señor nos anima a "No os acumuléis
tesoros en la tierra, donde la polilla y la herrumbre destruyen, y donde
ladrones penetran y roban; sino acumulaos tesoros en el cielo." ¿Pero cómo
podemos acumular tesoros en el cielo? Aquí está la clave:
- Corona incorruptible. “Y todo el que
compite en los juegos se abstiene de todo. Ellos lo hacen para recibir una
corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible,” Existe un tesoro
eterno para aquellos que luchan contra su carne, en este mundo se lucha por
adelgazar, por estar en forma y se recibe una recompensa al alcanzar el objetivo,
pero mayor es el premio que dará Dios a aquellos que luchen contra su carne y
contra sus pasiones, una corona que no se corromperá por la eternidad.
- Corona de gozo. “Así que, hermanos míos,
amados y añorados, gozo y corona mía, estad firmes en el Señor, amados.” Un
gran mandamiento nos dejó el Señor, “id
por todo el mundo y predicad el evangelio”. Todos aquellos que conozcan a
Cristo por nuestras palabras serán contados como coronas para nosotros, ¿no
tendremos suficiente motivación para predicar sabiendo que no solo ofrecemos
vida a otros sino que también recibiremos recompensa?
- Corona de gloria. “Y cuando aparezca el Príncipe
de los pastores, recibiréis la corona incorruptible de gloria.” Si, así es,
aquellos a quien Dios ha escogido como pastores recibirán su corona por un
trabajo bien hecho. Es difícil pastorear, cansado y lleno de problemas, pero no
es más que un proceso para acumular tesoros en el cielo, ¿no es esto
fantástico?
- Corona de justicia. “En el futuro me está
reservada la corona de justicia que el Señor, el Juez justo, me entregará en
aquel día; y no solo a mí, sino también a todos los que aman su venida.” ¿Cuánto
deseas el retorno de Cristo a este mundo? ¿Vives como si pudiese volver ahora
mismo? Para aquellos que viven con su maleta preparada, con la lámpara llena de
aceite hay también una corona.
- Corona de vida. “Bienaventurado el hombre
que persevera bajo la prueba, porque una vez haya sido aprobado, recibirá la
corona de la vida que el Señor ha prometido a los que le aman.” ¿Amas a
Dios? ¿Se lo demuestras a diario o únicamente son palabras hipócritas? Para
aquellos que aman a Dios y soportan la prueba, para estos, está preparada la
corona de la vida.
¿Dónde está tu corazón? ¿Dónde
estás acumulando tesoros? Dios promete recompensas para sus hijos, si luchamos
por lo que tenemos en esta tierra, ¿no nos esforzaremos por lo que podremos
recibir en la eternidad?
AP
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