"Porque en mí ha puesto su amor, yo entonces lo libraré; lo
exaltaré, porque ha conocido mi nombre. Me invocará, y le responderé; yo estaré
con él en la angustia; lo rescataré y lo honraré; lo saciaré de larga vida, y
le haré ver mi salvación."
Un niño pequeño, indefenso, su
acción más peligrosa es la de mover sus pequeños brazos mientras su padre le
sostiene. Duerme tranquilo, nada le desvela, se siente seguro, no sabe
exactamente quién es esa persona que le sostiene pero le ofrece tranquilidad,
sabe que esta bien, por ahora su vida se resumirá en comer y dormir, descansar
donde se siente seguro, llamar la atención de quien tantas veces le ha
sostenido con un llanto que volverá a colocarle en ese lugar que tanto ha
disfrutado.
Algo así debe sentir un bebe
en sus primeros años de vida, si es que sienten y piensan algo, pero al menos
es lo que yo imagino que un recién nacido puede experimentar en los brazos de
su Padre. ¿Ocurrirá lo mismo con nuestro Padre? "Porque en mí ha puesto su amor, yo entonces lo libraré; lo
exaltaré, porque ha conocido mi nombre. Me invocará, y le responderé; yo estaré
con él en la angustia; lo rescataré y lo honraré; lo saciaré de larga vida, y
le haré ver mi salvación."
No hay nada comparable como
amar a Dios, es una experiencia incomparable, es maravilloso sentir que otra
persona te ama, pero es indescriptible sentirse amado por Dios. Lo extraño de
todo esto, no es el hecho de sentirse amado, sino la forma en que Dios ama,
porque mientras otros nos aman por lo que hacemos o por quienes o como somos,
Dios nos ama porque quiere, simplemente porque a Él le ha placido que así sea,
este es el misterio y la esencia del amor del Padre, nos ama porque quiere sin
tener en cuenta como somos nosotros.
No existe mejor padre que el
que nos ha adoptado como sus propios hijos. Dios podemos estar seguro que nos
librará de los peligros y por haber conocido al Yo soy nos exaltará. Como buen
padre cuando le llamemos nos contestará, nos apoyará en los momentos
angustiosos de la vida, estará a nuestro lado. Nos rescatará cuando el pecado
nos atrape y nos honrará restaurándonos, todos verán lo grande y maravilloso
que es Dios, nos otorgará una larga vida, en ocasiones no terrenal, pero si
eterna y veremos su salvación por medio de la cual disfrutaremos de toda la
eternidad con Él. ¿Quién no quiere dormir en los brazos de un padre así?
AP
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