Éxodo 20:8-11 - Acuérdate del día de reposo

"Acuérdate del día de reposo para santificarlo. Seis días trabajarás y harás toda tu obra, mas el séptimo día es día de reposo para sel Señor tu Dios; no harás en él obra alguna, tú, ni tu hijo, nii tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu ganado, ni el extranjero que está contigo. Porque en seis días hizo el Señor los cielos y la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, el Señor bendijo el día de reposo y lo santificó."

El domingo es el día esperado por todos durante la semana, el día en el que por fin podemos descansar de una larga y dura semana de trabajo, un día ideal para salir al campo con la familia, ir a la playa cuando hace buen tiempo o salir a tomar algo antes de la comida, un día que se presta a dar rienda suelta a la ociosidad y así poder descansar y desconectar del ritmo de vida. Esto es lo que el cuerpo y la mente nos pide, pero en realidad no debe ser así.

En el Génesis se nos narra como Dios creó todo, y bajo esto da la ley a Moisés, "acuérdate del día de reposo para santificarlo. Seis días trabajarás y harás toda tu obra, mas el séptimo día es día de reposo para sel Señor tu Dios; no harás en él obra alguna, tú, ni tu hijo, nii tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu ganado, ni el extranjero que está contigo. Porque en seis días hizo el Señor los cielos y la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, el Señor bendijo el día de reposo y lo santificó."

Sí, el día de reposo tiene un propósito, dedicarlo a Dios, es el día en el que nuestro interés debe ser que Dios sea glorificado, es el día en el que dejamos de pensar en nosotros y en nuestros problemas y en nuestras situaciones y preocupaciones para únicamente centrarnos en admirar, alabar y adorar a Dios. El domingo nuestras reuniones no debieran llenarse de peticiones, para eso hemos tenido toda una semana en la cual Dios nos ha guardado. El domingo es el día de agradecer y alabar a Dios por todo lo que Él ha hecho.

Pero en cambio hoy en día, el domingo es el culto que aprovechamos para hacer lo que no hemos hecho entre semana, para centarnos en presentar a Dios nuestras peticiones, algo que no debiera ser así, aunque no pasa nada por presentar algo puntual, pero no olvidemos que es un día para ser santificado y que Dios y no nosotros sea el centro. El séptimo día, es el día dedicado a Dios y como tal todo lo que hagamos debe estar centrado unicamente en Él y en nada más, dediquemos nuestros domingos a glorificar a Dios, a que Él sea exaltado y glorificado por encima de todo.

AP