Genesis 14 - ¡Al rescate!

“Al oír Abram que su pariente había sido llevado cautivo, movilizó a sus hombres adiestrados nacidos en su casa, trescientos dieciocho, y salió en su persecución hasta Dan”

Esto tranquilamente podría haber sido el guion de una película de Hollywood protagonizada por Silvester Stallone es sus años jóvenes. El sobrino de Stallone es secuestrado de una manera violenta, y su tío junto a su ejército sale al rescate de su sobrino con un resultado excelente, no solamente salva a su sobrino sino que además recupera todas sus posesiones y a todas las personas que estaban con Lot. Tranquilamente Abram podría haber dicho: “Me encantan que los planes salgan bien”.

Es increíble lo que puede llegar a hacer el amor por un ser querido que es herido: “Al oír Abram que su pariente había sido llevado cautivo, movilizó a sus hombres adiestrados nacidos en su casa, trescientos dieciocho, y salió en su persecución hasta Dan.” El corazón de Abram se debió doler mucho al enterarse de la noticia y rápidamente, sin pensarlo montó un ejército con el único objetivo de salvar a su querido sobrino.

¡Cuánto tenemos en común con Lot! Cada uno de nosotros habíamos sido atrapados por el enemigo, un enemigo que se llama pecado, que nos controlaba, que nos esclavizaba, que nos había quitado la libertad, un ejército de maldad que nos había privado de todos nuestros derechos tanto en nuestra vida, como en la eternidad.

Abram nos sirve de ejemplo para ver a Dios a través de él, Abram fue con un ejército completo a rescatar a su sobrino, en cambio Dios, no mandó un ejército, envió a su Hijo, que no había hecho  nada para merecerlo “el cual, aunque existía en forma de Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo tomando forma de siervo, haciéndose semejante a los hombres. Y hallándose en forma de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.”

Un solo hombre para rescatar a todos aquellos que crean en Él y le reconozcan como Dios y creador de todo lo que existe y demuestren que creen pidiendo perdón por sus pecados. Todos tenemos un destino que es la muerte eterna, pero solo coger la mano de Jesús y arrepentirnos de todas nuestras ofensas pueden hacer que tengamos vida eterna y seamos salvados de la condenación eterna, del infierno.


¡Qué afortunados somos de haber sido rescatados por Cristo! Pero si nunca has pedido perdón a Dios, este es el momento para hacerlo, mañana quizá sea demasiado tarde. Reconoce a Jesús como Dios, pídele perdón por todo lo malo que has hecho y serás rescatado de la esclavitud que el pecado nos produce.

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