“Pues Dios sabe que el día que de él comáis, serán abiertos vuestros ojos y
seréis como Dios, conociendo el bien y el mal”
Uno de esos dichos o refranes más
conocidos es el que dice que “la curiosidad mató al gato”. Hoy más que nunca saciar la
curiosidad y el saber está al alcance de todos. Nunca en la historia ha sido
tan sencillo saber, conocer, estudiar o adquirir conocimientos como en nuestros
tiempos. Nunca antes la clase media tenía un nivel cultural tan alto,
Internet lo hace posible, pone al alcance de nuestra mano una cantidad tan
grande de información, que plasmarla en papel nos llevaría a llenar páginas y
páginas y páginas de letras. Esto produce un deseo en el ser humano, ser el que
más sabe de todos, lo vemos en la televisión en los programas de
entretenimiento, en la radio, en los periódicos nos ofrecen crucigramas para
demostrarnos a nosotros mismos que tenemos el suficiente conocimiento.
Pero esta realidad no es exclusiva de
nuestro tiempo, el ser humano, por su naturaleza siempre quiere más, no estamos
hechos para ser conformistas, deseamos superarnos, deseamos conocer más y más,
y Satanás sabía esto y lo usó en el momento adecuado. Génesis 3 nos lo narra de la siguiente manera: “Pues Dios sabe que el día que de él
comáis, serán abiertos vuestros ojos y seréis como Dios, conociendo el bien y
el mal”. Satanás tentó a la mujer con nuestra gran debilidad, ser el mejor,
el que más sabe, ser como Dios.
Pero, ¿dice algo la Biblia acerca de esto?
¿Habla la Biblia sobre si tengo que saber o conocer más? La Biblia es un
increíble regalo y habla acerca de todos los aspectos que afectan al ser
humano, y por supuesto también habla de la necesidad del conocimiento de lo que
Dios dice, y aunque pueda parecer que a veces se contradice no hace más que complementarse.
Pablo aconsejará a sus queridos Corintios:
“La letra mata mas el espíritu vivifica”.
Esta podría ser una perfecta excusa para aquellos que no tengan demasiado
interés en lo que la Biblia dice, pero como antes decía la Biblia se
complementa, el profeta Oseas dice “mi
pueblo muere por falta de conocimiento”. Imaginemos que una persona llena
su coche de combustible al máximo, pero no tiene las instrucciones para llegar
a su destino, conducirá, seguirá conduciendo sin parar, y por más que llene su
depósito nunca llegará a su destino, esta persona tiene un problema. El mismo
problema tendría aquel que conociendo al dedillo el trayecto no tuviera
combustible para llegar a su destino.
Para conducir tu vida y llegar al destino
necesitas combustible, este combustible se llama Espíritu Santo, y de igual
maneras necesitas un mapa con indicaciones, y el mejor mapa para llegar a tu
destino se llama Biblia. ¡Hoy es un buen día para empezar a llenar tu depósito
con el Espíritu Santo y tomar las instrucciones de la Biblia para llegar a
nuestro destino: “Sed perfectos como
vuestro Padre que está en los cielos es perfecto”!
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