Genesis 8 - Memoria divina

“Y se acordó Dios de Noé y de todas las bestias y de todo el ganado que estaban con él en el arca; y Dios hizo pasar un viento sobre la tierra y decrecieron las aguas… …y al cabo de ciento cincuenta días, las aguas habían decrecido.”

Creo que la memoria es de esas cosas que más fácilmente nos falla, cada día recibimos información, datos, detalles y nuestra memoria es imposible que lo recuerde todo. Hacemos planes, programamos reuniones, tenemos recados que hacer y que fácilmente se nos pueden olvidar. Por suerte, hoy en día tenemos agendas, notas que se pegan en la nevera, alarmas, móviles con recordatorios y mil inventos más que nos ayudan a mejorar nuestra memoria.

Noé debió pensar en el arca que a Dios le había fallado la memoria, pero "Y se acordó Dios de Noé y de todas las bestias y de todo el ganado que estaban con él en el arca; y Dios hizo pasar un viento sobre la tierra y decrecieron las aguas… …y al cabo de ciento cincuenta días, las aguas habían decrecido.” ¡Qué diferente es Dios de nosotros!

Dios había hecho justicia y había castigado a todos aquellos que le habían dado la espalda y le ofendían con sus actos. Debían ser destruidos, Dios no podía convivir con el pecado que tan rápido y de una manera tan grande había aparecido en la tierra, la única solución era destruir a todos los transgresores. Pero aún en este panorama vemos la misericordia de Dios actuando eficazmente y escogiendo a Noé, a su mujer y a sus hijos con sus propias mujeres.
Estas 8 personas estuvieron 150 días, 5 meses enteros, dentro de un arca. Es difícil convivir con una sola persona y que no hayan conflictos, ¡Cuánto más 8 personas conviviendo durante 5 meses! Seguro que se produjeron conflictos, que hubieron discusiones. Debió ser un tiempo difícil, y al ver que no cesaba la lluvia, no sería extraño que a Noé le pareciese que Dios no se acordaba de ellos. Al fin y al cabo, toda esta situación no tenía nada que ver con ellos, Dios podría haber hecho simplemente que todos murieran, pero en cambio, el pecado y la maldad de los demás, el castigo, salpicó a Noé y su familia.

Pero Dios no se olvidó, sino que al acordarse de él envió un viento que hizo que las aguas descendieran. Quizá tú te puedas sentir como Noé, en un diluvio del cual no eres responsable, de problemas que han llegado a ti y que no parecen tener solución, que Dios se ha olvidado de ti en el arca, pero Noé tuvo que pasar 150 días antes de que Dios mandara un viento que resolviese el problema. Tu diluvio puede ser de muchas maneras, la enfermedad de un familiar, un infidelidad en tu matrimonio, la separación de tus padres, la muerte de un ser querido, y mil diluvios más que puede llevarte a pensar que Dios se ha olvidado de ti. “Porque su ira es sólo por un momento, pero su favor es por toda una vida; el llanto puede durar toda la noche, pero a la mañana vendrá el grito de alegría”. Para Noé la noche duró 150 días pero llegó la mañana con el viento y la alegría de que Dios le estaba rescatando. Da igual lo larga que sea la noche, Dios sigue acordándose de nosotros y su misericordia es nueva cada día, y tenemos esta esperanza, que Dios mandará su viento y secará las aguas que ahora tenemos a nuestro alrededor.


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