"Y el asunto angustió a Abraham en gran manera por tratarse de su
hijo. Mas Dios dijo a Abraham: No te angusties por el muchacho ni por tu
sierva; presta atención a todo lo que Sara te diga, porque por Isaac será
llamada tu descendencia. Y también del hijo de la sierva haré una nación, por
ser tu descendente."
La verdad es que una característica clave
del ser humano es el ser cabezón. Cuando se nos mete algo entre ceja y ceja no
hay quien nos pare, así ha sido desde el principio de los tiempos. En toda la
historia vemos como el ser humano se ha propuesto metas y hasta que no las ha
logrado no ha dejado de luchar por lograrlas.
Abraham y Sara fueron también cabezones,
su cabezonería hizo que habiendo recibido la promesa de que tendrían un hijo,
al ver que tardaba, decidiesen ayudar a Dios a que se cumpliese usando a Agar.
Esto no trajo un final feliz, sino todo lo contrario, un enfrentamiento entre
Agar y Sara, en el cual finalmente Abraham tuvo que mediar y apoyar a Sara,
aunque no fue fácil. "Y el asunto
angustió a Abraham en gran manera por tratarse de su hijo. Mas Dios dijo a
Abraham: No te angusties por el muchacho ni por tu sierva; presta atención a
todo lo que Sara te diga, porque por Isaac será llamada tu descendencia. Y
también del hijo de la sierva haré una nación, por ser tu descendente".
Abraham y Sara se equivocaron, en un
intento desesperado intentaron hacer el trabajo de Dios, se esforzaron en que
lo que Dios les había prometido se cumpliese, pero a su manera. Utilizaron a
Agar como un medio para cumplir lo que Dios les había dicho. Tomaron una
decisión equivocada, se olvidaron que aquel que había hecho la promesa era
todopoderoso, que aquel que les había prometido era fiel y verdadero, que Dios
nunca falla y siempre cumple todo lo que dice. Quizá puedas sentirte que Dios
llega tarde y que lo que esperas de Dios no se cumple, pero con Dios todo es
perfecto. ¡No tomemos atajos en las decisiones! Una decisión equivocada, como
la de Abraham y Sara no solamente afecta a quienes la toman sino también a los
que nos rodean. Tomar decisiones sin pensar en los demás es egoísta, en cambio,
esperar a que sea Dios el que haga las cosas es de ser prudente y sabio.
Pero como toda decisión, hay unas
consecuencias detrás de ella. La consecuencia de no haber sabido esperar a Dios
fue la separación de un padre y un hijo. Todos en algún momento hemos tomado
alguna decisión equivocada y hemos sufrido las consecuencias, al igual que
Abraham. Pero es increíble como Dios trae consuelo a aquel que sufre. Incluso
en nuestras malas decisiones, cuando desobedecemos a Dios, Él es fiel y nos
consuela y utiliza la situación para que aprendamos y nos volvamos a Él.
Quizá hayas tomado decisiones que han traído
problemas y situaciones complicadas, pero aún la desobediencia y sus
consecuencias las usará Dios para consolarte, restaurarte y perfeccionarte para
que nos parezcamos más a Él.
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