Génesis 22 - El precio: Lo que tú más quieres

"Y Dios dijo: Toma ahora a tu hijo, tu único, a quien amas, a Isaac, y ve a la tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré."

El valor de las cosas en esta vida es muy relativo, lo que para mi puede ser muy valioso, para otra persona puede carecer de valor, o aquello por lo que siento un cariño especial para otra persona puede simplemente producir indiferencia. Cada uno tenemos la mira y el amor en diferentes cosas. Los hay que vuelcan todo su deseo sobre el dinero, otros sobre las propiedades, otros sobre la fama o la popularidad, otros sobre su familia, otros sobre su trabajo, otros sobre ellos mismos, otros sobre la iglesia y así podríamos hacer una lista inmensa. Esto en realidad se llama idolatría.

Abraham estoy convencido que tenía algo que amaba por encima de todo, seguramente por encima de su propia vida, aquello que le había sido prometido, su único hijo. Dios quiere probar a Abraham, quiere probar en que escalón de la vida de Abraham está. "Y Dios dijo: Toma ahora a tu hijo, tu único, a quien amas, a Isaac, y ve a la tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré". En otras palabras: “Abraham dame lo que tú más quieres.”

¿Qué sería lo que tú más quieres? ¿Si Dios quisiera pedirte que ofrecieras holocausto con algo que sería lo que te pediría? Quizá podría pedirte tu familia, o tu trabajo, o tu dinero, o tu casa, o tu tiempo, o tu propia vida. ¿Qué es lo número uno en tus propiedades? Dios mismo dijo: “Porque yo, el Señor tu Dios, soy Dios celoso”. A Dios no le va mucho lo de compartir lo que es suyo, lo que le pertenece, a su esposa. Dios no le gusta que los suyos anden con otros dioses.


Hay una pregunta clave en estos momentos: ¿Quieres servir a Dios? La respuesta es bien sencilla, sacrifica lo que más quieres. “Si alguno quiere venir en pos de mi, niéguese a sí mismo, tome su cruz, y sígame.” No hay soluciones mágicas, no existe facilidad para seguir a Cristo. A Él le costó muy caro que nosotros fuésemos justificados. Se cuenta que en cierta ocasión un miembro de una iglesia le dijo a un gran siervo de Dios: “Daría mi vida por tener lo que tú tienes” a lo que este siervo de Dios le dijo: “Eso es lo que yo he dado, mi vida”. La pregunta ahora es: ¿Qué amas tanto que estarías dispuesto a darlo en holocausto para servir a Dios?

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