Génesis 24 - Sed buenos mayordomos


Hoy en día la palabra mayordomo ha perdido mucho de su verdadero significado, tiene un significado más bien malo, como un sirviente, pero en cambio su significado es mucho mayor “Jefe principal de palacio, a cuyo cargo estaba el cuidado y gobierno de la casa del rey”. El mayordomo era el encargado de administrar y tomar decisiones en cuanto a organización, limpieza, cocina e incluso economía de la casa donde trabajaba. Más que un siervo lo podríamos definir como un administrador.
Sin ninguna duda el mayordomo de Abraham había hecho un buen trabajo a su lado, hasta el punto que Abraham le solicita lo siguiente: "Y Abraham dijo a su siervo, el más viejo de su casa, que era mayordomo de todo lo que poseía: Te ruego que pongas tu mano debajo de mi muslo, y te haré jurar por el Señor, Dios de los cielos y Dios de la tierra, que no tomarás mujer para mi hijo de las hijas de los cananeos entre los que yo habito…" “…Y el siervo puso la mano debajo del muslo de Abraham su señor, y le juró sobre este asunto” Menuda misión le había tocado, buscar mujer para el hijo de su Señor. Abraham tenía más siervos, más gente en quien confiar, pero confió en su mayordomo.

El mayordomo debía dar confianza y tranquilidad a su señor, y creo que esto debe ser un espejo en el que mirarnos. Los cristianos deberíamos ser personas que demos confianza a los demás, en cambio cuantos que se dicen ser cristianos conocemos que no le confiaríamos ni que nos guardara un céntimo. Debemos ser personas en quien los demás puedan confiar, que cuando tengamos responsabilidades respondamos correctamente. Todo jefe debería desear tener a un hijo de Dios como segundo, alguien como el siervo de Abraham, que hará bien las cosas.

Pero no solo debemos ser confiables en cuanto a las personas que nos rodean, Dios debe poder confiar en nosotros. Parafraseando, la Biblia cuenta la historia de un Señor que repartió talentos entre sus siervos, entre sus mayordomos, y se marchó. Al volver pidió ver que habían hecho con lo que él les había dado, el que recibió diez los multiplicó, el que recibió cinco hizo igual, y el que recibió uno simplemente lo retorno. Personalmente me duele ver personas a quien Dios les ha dado talentos y viven vidas pasivas en las iglesias, sentados en un banco dejando pasar las horas, y guardando los dones que Dios les ha dado.


¡Ojalá seamos capaces de ser buenos mayordomos de Dios! Personas en las cuales se pueda confiar y que hagamos bien las cosas. Activas en la iglesia, multiplicando nuestros dones para que nuestro Padre que está en los cielos reciba toda la gloria por medio nuestro.

Comentarios