Génesis 32 - ¿Haces lo suficiente?


“Entonces el hombre dijo: Suéltame porque raya el alba. Pero Jacob respondió: No te soltaré si no me bendices”

El interés de una persona en algo se puede medir muy fácilmente, el tiempo y el esfuerzo que se dedica en lograr un objetivo o un propósito es lo que mostrará consciente o inconsciente el interés en algo. Nos esforzamos en adelgazar, en ponernos fuertes en ir al gymnasio, conocer a un amigo o amiga, en enamorar al chico o a la chica que nos gusta. Si somos sinceros todos podemos sentirnos identificados con esto, aquello que nos interesa, nos motiva, nos lleva a esforzarnos y nos sentimos a gusto haciéndolo.

Jacob iba a reencontrarse con su hermano muchos años después y mientras dormía en el camino a casa alguien se le apareció y pelearon “entonces el hombre dijo: Suéltame porque raya el alba. Pero Jacob respondió: No te soltaré si no me bendices.” Jacob estuvo toda la noche peleando, toda la noche despierto con un propósito, ser bendecido.

Jacob me recuerda a mi mismo en mi primer amor, seguro que todos nos sentimos identificados. No me costaba orar, no me costaba leer, no me importaba estar hasta rayar el alba buscando algo especial de Dios y la persistencia buscando los beneficios de Dios era la norma de nuestra vida; los cultos eran una oportunidad más de buscar a Dios y alabarle juntos. ¡Cómo hemos cambiado! Ya no buscamos a Dios hasta rayar el alba, ahora vendemos una relación con Dios que empieza con cinco minutos al día y ¡lo peor de todo es que nos lo creemos! Imagina que tu marido o tu mujer te hubiese dicho de empezar una relación hablando 5 minutos al día, hoy seguramente no estarías casado con él o con ella, pero en cambio ahora nos vale cuando se trata de relacionarnos con Dios.

Jacob estaba apasionado por aquel y no le dejaba ir, en cambio nosotros se nos llena la boca de decir que queremos más de Dios, que queremos ser avivados, pero nos limitamos a una relación superficial en la que lo único que buscamos es cumplir. Ya no hay pasión, se ha acabado el fervor en nuestro corazón, se ha acabado el amor, nos convencemos de que estamos bien, que ya no estamos en el primer amor porque hemos madurado, pero la realidad es que nos hemos enfriado.

Pablo era maduro y cada carta que escribe vemos más su fervor y su espiritualidad, Pedro era maduro y esto le llevó a morir crucificado, en cambio nosotros hemos madurado y nos hemos enfriado, el cristianismo se ha convertido en un trabajo, en una carga, hemos cambiado la relación con Dios por una religión sobre Dios. Necesitamos volvernos a enamorar.


El enamoramiento solo llega pasando tiempo a solas “buscad al Señor mientras puede ser hallado, llamadle en tanto está cerca”. No podemos amar a alguien a quien no conocemos, Dios es alguien que cuanto más lo conoces más le amas, ¿cómo puede ser que cuanto más tiempo pase, menos demostremos que amamos a Dios? Porque hemos dejado de gastar nuestro tiempo en conocerlo. “Porque así dice el Señor: Buscadme y viviréis”.

Comentarios