“Entonces el hombre
dijo: Suéltame porque raya el alba. Pero Jacob respondió: No te soltaré si no
me bendices”
El interés de una persona en algo
se puede medir muy fácilmente, el tiempo y el esfuerzo que se dedica en lograr
un objetivo o un propósito es lo que mostrará consciente o inconsciente el
interés en algo. Nos esforzamos en adelgazar, en ponernos fuertes en ir al
gymnasio, conocer a un amigo o amiga, en enamorar al chico o a la chica que nos
gusta. Si somos sinceros todos podemos sentirnos identificados con esto,
aquello que nos interesa, nos motiva, nos lleva a esforzarnos y nos sentimos a
gusto haciéndolo.
Jacob iba a reencontrarse con su
hermano muchos años después y mientras dormía en el camino a casa alguien se le
apareció y pelearon “entonces el hombre
dijo: Suéltame porque raya el alba. Pero Jacob respondió: No te soltaré si no
me bendices.” Jacob estuvo toda la noche peleando, toda la noche despierto
con un propósito, ser bendecido.
Jacob me recuerda a mi mismo en
mi primer amor, seguro que todos nos sentimos identificados. No me costaba
orar, no me costaba leer, no me importaba estar hasta rayar el alba buscando
algo especial de Dios y la persistencia buscando los beneficios de Dios era la
norma de nuestra vida; los cultos eran una oportunidad más de buscar a Dios y
alabarle juntos. ¡Cómo hemos cambiado! Ya no buscamos a Dios hasta rayar el
alba, ahora vendemos una relación con Dios que empieza con cinco minutos al día
y ¡lo peor de todo es que nos lo creemos! Imagina que tu marido o tu mujer te
hubiese dicho de empezar una relación hablando 5 minutos al día, hoy
seguramente no estarías casado con él o con ella, pero en cambio ahora nos vale
cuando se trata de relacionarnos con Dios.
Jacob estaba apasionado por aquel
y no le dejaba ir, en cambio nosotros se nos llena la boca de decir que
queremos más de Dios, que queremos ser avivados, pero nos limitamos a una
relación superficial en la que lo único que buscamos es cumplir. Ya no hay
pasión, se ha acabado el fervor en nuestro corazón, se ha acabado el amor, nos
convencemos de que estamos bien, que ya no estamos en el primer amor porque
hemos madurado, pero la realidad es que nos hemos enfriado.
Pablo era maduro y cada carta que
escribe vemos más su fervor y su espiritualidad, Pedro era maduro y esto le
llevó a morir crucificado, en cambio nosotros hemos madurado y nos hemos enfriado,
el cristianismo se ha convertido en un trabajo, en una carga, hemos cambiado la
relación con Dios por una religión sobre Dios. Necesitamos volvernos a
enamorar.
El enamoramiento solo llega
pasando tiempo a solas “buscad al Señor
mientras puede ser hallado, llamadle en tanto está cerca”. No podemos amar
a alguien a quien no conocemos, Dios es alguien que cuanto más lo conoces más
le amas, ¿cómo puede ser que cuanto más tiempo pase, menos demostremos que
amamos a Dios? Porque hemos dejado de gastar nuestro tiempo en conocerlo. “Porque así dice el Señor: Buscadme y
viviréis”.
Comentarios
Publicar un comentario