Génesis 37 - Reacciones naturales


"Y sus hermanos le tenían envidia, mas su padre meditaba en ello… …Cuando ellos lo vieron de lejos, antes que llegara cerca de ellos, conspiraron contra él para matarle."

Las personas ya desde un primer momento, desde que conocemos a otras personas creamos una imagen y hacemos juicios sobre su carácter, su forma de ser y decidimos si por cómo es nos caerá o no bien, si tendremos amistad o lo rechazaremos o si simplemente le abriremos la puerta a nuestro circulo de acción o lo dejaremos de lado. Esto se incrementa conforme conocemos a la persona, poco a poco vamos viendo sus defectos, sus virtudes y en el caso de que sea alguien que no entre en nuestro círculo, si la persona tiene éxito probablemente produzca en nosotros envidias, incomodidad e incluso deseo de fracaso.

Algo así es lo que pasó con José. Su Padre Israel lo amaba más que a sus hermanos, era algo que se podía notar únicamente observando, la túnica de colores, favoritismos. José no ocupaba un lugar de privilegio en el círculo de los hermanos. A todo esto Dios le da un sueño en el cual al José contarlo expresa que tanto sus hermanos como sus padres se postrarían ante él y le servirían, ante esto hubo una reacción "Y sus hermanos le tenían envidia, mas su padre meditaba en ello… …Cuando ellos lo vieron de lejos, antes que llegara cerca de ellos, conspiraron contra él para matarle." Ante un mismo hecho mientras que vivieron vemos la diferencia entre Israel, el cual se quedó meditando, y sus hermanos, quienes la envidia les dominó hasta el punto de querer matar a José.

Esta situación no es tan diferente hoy en día, vivimos tiempos difíciles, una época en que pocos hay que realmente busquen a Dios, que estén avivados, y cuando aparecen personas así suelen producir las reacciones que hemos visto antes.

-            Envidia: La envidia aparece con facilidad cuando alguien intenta seguir a Dios de una manera viva, de una manera real, produce recelos, el exceso de santidad en las personas que no la tienen no es agradable, produce en ellos rechazo, no por la persona en sí, sino porque la comunión con Dios en una persona es un espejo para los demás. Cuando una persona vive en santidad, está avivada muestra los defectos de los que le rodean y que no están en esta situación. Si ante este espejo surge la envidia, acaba rompiendo la relación. Alguien que esta frío o que esta tibio no se sentirá cómodo con alguien que arde y que le muestra su pecado y defectos.

-            Meditar: En un primer instante la reacción de Israel no fue diferente a la de sus hijos, pero después meditó en cada palabra dicha, en cada acto. La verdadera madurez cristiana es la de “examinadlo todo y retened lo bueno”. Es la que cuando ve a una persona arde con el Espíritu no se aleja sino que se acerca, no le molesta ver sus imperfecciones, sino que las observa, medita y busca el cambio. Meditar significa examinarse a la luz de la Biblia, significa acercarse a Dios restaurando la relación rota.


No es difícil encontrar personas que sienten envidia por otras, las iglesias están llenas de gente amargada porque se comparan con los demás y creen que ellos son mejores, llenos de envidia de los dones que Dios da a otros, personas que en lugar de que las bendiciones de Dios en otros les motiven para buscar la santidad, lo que hacen es retraerse y enfadarse. Si eres de los que está ardiendo, usa ese fuego para incendiar a los demás, pero, si por el contrario eres de los que sientes envidia cuando te ves comparado con otros, utiliza esta situación para volver a ponerte a tono. Medita y no envidies, no te separes, busca la santidad que encuentras en otras personas, porque de esta manera te pondrás en forma espiritualmente.

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