Génesis 48 - No hagas tus planes, sigue el plan de Dios


"Y José tomó a los dos, a Efraín con la derecha, hacia la izquierda de Israel, y a Manases con la izquierda, hacia la derecha de Israel, y se los acercó. Pero Israel extendió su derecha y la puso sobre la cabeza de Efraín, que era el menor, y su izquierda sobre la cabeza de Manasés, cruzando adrede sus manos, aunque Manasés era el primogénito."

Hoy en día hay un elemento que no puede faltar en la vida de cualquier persona, una agenda. En realidad entendamos por agenda, un libro de papel con un calendario en su interior en el que planificar el año, pero igualmente podría tomarlo como un teléfono móvil con sus recordatorios, o cualquier cosa que nos recuerde que tenemos cosas que hacer y que nuestros planes son inamovibles. ¡Qué difícil es cuadrar las agendas de dos amigos que hace tiempo que no se ven simplemente para tomar un café! Hace no muchos años esto no ocurría, un hombre salía de casa temprano, iba a trabajar, llegaba a casa tarde, cenaba y se acostaba, hoy en día es todo lo contrario, nuestras agendas marcan nuestra vida, nuestra disponibilidad, nos encanta hacer planes y planificar no solo el día de mañana sino el año entero, marcando días especiales, vacaciones etc.

El ser humano siempre ha querido planificar su futuro, tanto el inmediato como el próximo, siempre ha querido tener a mano todo lo necesario para descansar tranquilo, y siempre se ha conocido a la perfección las normas, no por querer cumplirlas, sino para que no le perjudiquen. Siendo Israel ya anciano, José llevó a sus dos hijos ante él para que les bendijese. “Y José tomó a los dos, a Efraín con la derecha, hacia la izquierda de Israel, y a Manases con la izquierda, hacia la derecha de Israel, y se los acercó. Pero Israel extendió su derecha y la puso sobre la cabeza de Efraín, que era el menor, y su izquierda sobre la cabeza de Manasés, cruzando adrede sus manos, aunque Manasés era el primogénito". José sabía cómo funcionaba la cosa, el mayor recibía como primogénito una mayor bendición que el menor, esto era así y ya preparó a sus dos hijos para que su abuelo bendijese a cada uno. Pero Israel sabía lo que era ser el menor y recibir la bendición, aunque no se trataba de algo simplemente mental de Israel, sabía cuál era el plan de Dios, así que cruza sus manos y les bendice al revés, el menor recibe mayor bendición.

Pocas cosas hay que le puedan fastidiar más a un hombre que el hecho de no recibir aquello que les pertenece, nos sabemos todos nuestros derechos laborales, civiles, penales, etc. No nos van a engañar, y si lo intentan ya buscaremos la manera de reclamarlo. Nos gusta planificar y hacer nuestro propio camino, preparar nuestro futuro en cuanto a nuestras decisiones. Nadie puede decirnos qué camino tomar, somos dueños de nuestro destino. Todo esto está muy bien, pero olvidamos una cosa, no somos dueños de nada, al menos si eres hijo de Dios, cuando oras y dices Señor, en otras palabras estás diciendo, Señor, soy tu siervo y comeré lo que me des, vestiré lo que me des y haré lo que me digas, porque no tengo derecho a nada. Esto es lo que es un hijo de Dios, alguien que no puede hacer planes porque su Señor es quien toma las decisiones.

¡Qué gran Señor nos ha tocado! Lo mejor de este que gobierna nuestras vidas es que todo lo que hace lo hace por nuestro bien, a veces es verdad que tuerce nuestros planes, pero todo con un propósito porque “hay camino que al hombre le parece derecho, pero al final, es camino de muerte”. Él como un buen pastor nos guía y nos lleva a “lugares de verdes pastos” y “junto a aguas de reposo me conduce”.  Tener planificación en nuestra vida es bueno, pero no hay mayor planificación que la de Dios, así que como el salmista digamos “ve en mi si hay camino malo, y guíame en el camino eterno.”

Comentarios