“Voz
del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor, haced derechas sus
sendas.”
En todas las competiciones que se realizan al aire
libre y son de resistencia existe un fenómeno llamado rebufo. Este rebufo
significa que un corredor, ya sea de ciclismo, atletismo, motociclismo,
automovilismo, se coloca detrás de otro para que su desgaste sea menor. El
sentido de esto, es que el que va primero es el que recibe todo el impacto del
viento y del aire, recibe un mayor desgaste puesto que su cuerpo directamente está
en contacto, en cambio el que se pone detrás es el que va a rebufo, su
trayectoria es limpia de este tipo de fenómeno, ya que el primero hace las
funciones de escudo, con lo que el que va detrás necesita menos esfuerzo y le
produce menos desgaste seguir al competidor que tiene delante.
El ministerio de Jesús estaba a punto de empezar y
se cumplió lo dicho por Isaías: “Voz del
que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor, haced derechas sus
veredas”, en otras palabras Juan el Bautista. Juan fue el que iba antes que
Jesús, no porque Jesús necesitase que nadie le preparara el camino, sería
absurdo pensar que Dios necesitó de un hombre para que le preparara el camino. Juan
vino a cumplir las profecías, simplemente Dios lo quiso así.
De Juan el Bautista no sabemos mucho, sabemos que
era familiar de Jesús y que predicaba en el desierto, donde “acudía
a él toda la región de Judea, y
toda la gente de Jerusalén, y confesando sus pecados eran bautizados por él en
el río Jordán.” Juan les llevaba
a confesar sus pecados, su mensaje era claro y conciso “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.” Un
mensaje sencillo. ¡Cuánto complicamos a veces el mensaje del evangelio,
intentamos adornarlo, hacerlo bonito para no ofender, cuando en realidad lo que
buscamos es que nosotros no salgamos mal parados. No se puede predicar del
evangelio sin hablar de pecado y de infierno, de condenación, en cambio el
mensaje de hoy en día es un mensaje de amor y aceptación. Sin lo primero lo
segundo no tiene sentido, es un evangelio a medias, una mentira.
Juan estaba preparando el camino al Señor, y
nosotros debemos hacer lo mismo, preparar el camino para la segunda venida de
Cristo, ¿Por qué Dios nos necesite? De
ninguna manera, sino porque somos aprendices de Dios y nos ha dado el
privilegio de poder predicar el evangelio del reino. Tenemos la oportunidad de
dejar la huella y la semilla del evangelio para que aquellos que no creen no se
pierdan. ¿Qué vas a hacer tú?
AP
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