Marcos 1:9-15 - Y los ángeles le servían


“Y estuvo en el desierto cuarenta días, siendo tentado por Satanás; y estaba entre las fieras, y los ángeles le servían.”

Cuentan que uno de los lugares más impresionantes para visitar es la bahía de Monerrey en San Francisco, California. En esta bahía es posible admirar hasta 6 tipos de ballenas de diferentes razas en su estado natural. Aquellos que han vivido esta experiencia admiten que hay pocas imágenes más impresionantes que la de una ballena nadando el libertad. Cada persona podría hacer un listado de las cosas más impresionantes que han visto, para aquellos que aman viajar seguro que elegirían alguno de los grandes monumentos del mundo, el Tah Mahal, la Torre Eiffel, la Sagrada Familia, El Big Ben, la Estatua de la Libertad, y así podríamos seguir diciendo. Aquellos que les guste la arqueología, poder estar en unas ruinas o una pirámide, a los amantes del deporte haber visto en directo el mejor partido de su estrella o equipo favorito. Y de esta manera cada uno podríamos haber hecho una lista de cosas las cuales habrían sido increíbles para nosotros.

Hay algo por lo que yo habría pagado por ver, algo que creo que todos hubiésemos querido vislumbrar, a Jesús, a Dios mismo, hecho carne “y estuvo en el desierto cuarenta días, siendo tentado por Satanás; y estaba entre las fiera, y los ángeles le servían.” Esta imagen fotografiada o filmada debería valer millones, Satanás tentando a Jesús, Jesús conviviendo con las fieras, y sobre todo los ángeles sirviendo a Jesús. No sabemos exactamente que se refiere con servir, ya que sabemos que Jesús estuvo de ayuno, lo que si podemos asegurar es que no le llevaban comida; simplemente le servían, obedecían a su Señor.

Jesús habló en muchas ocasiones sobre los siervos y los señores y dejó algo claro “Nadie puede servir a dos señores; porque aborrecerá a uno y amará al otro, o se apegará a uno y despreciará al otro.” ¡Cuidado no puedes servir a Dios y a tus placeres! ¡No puedes servir a Dios y a tu voluntad! Los ángeles servían a Jesús y a nadie más. Pablo el cual se autodenomina “siervo de Cristo” únicamente servía a Cristo, y su único objetivo era hacer lo que su Señor le dijera, aunque esto llevase como consecuencia poder perder la vida, ser encarcelado, naufragar. Pablo sabía quién era su Señor; y tú, ¿Sabes quién es el tuyo? El Señor vino a salvar a sus siervos de la perdición. Tenemos el mejor Señor de todos, lo mínimo es que seamos como estos ángeles y le sirvamos en todo tiempo y en todo momento.

AP

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