“Y estuvo en el
desierto cuarenta días, siendo tentado por Satanás; y estaba entre las fieras,
y los ángeles le servían.”
Cuentan que
uno de los lugares más impresionantes para visitar es la bahía de Monerrey en
San Francisco, California. En esta bahía es posible admirar hasta 6 tipos de
ballenas de diferentes razas en su estado natural. Aquellos que han vivido esta
experiencia admiten que hay pocas imágenes más impresionantes que la de una
ballena nadando el libertad. Cada persona podría hacer un listado de las cosas
más impresionantes que han visto, para aquellos que aman viajar seguro que elegirían
alguno de los grandes monumentos del mundo, el Tah Mahal, la Torre Eiffel, la
Sagrada Familia, El Big Ben, la Estatua de la Libertad, y así podríamos seguir
diciendo. Aquellos que les guste la arqueología, poder estar en unas ruinas o
una pirámide, a los amantes del deporte haber visto en directo el mejor partido
de su estrella o equipo favorito. Y de esta manera cada uno podríamos haber
hecho una lista de cosas las cuales habrían sido increíbles para nosotros.
Hay algo por
lo que yo habría pagado por ver, algo que creo que todos hubiésemos querido vislumbrar,
a Jesús, a Dios mismo, hecho carne “y
estuvo en el desierto cuarenta días, siendo tentado por Satanás; y estaba entre
las fiera, y los ángeles le servían.” Esta imagen fotografiada o filmada
debería valer millones, Satanás tentando a Jesús, Jesús conviviendo con las
fieras, y sobre todo los ángeles sirviendo a Jesús. No sabemos exactamente que
se refiere con servir, ya que sabemos que Jesús estuvo de ayuno, lo que si
podemos asegurar es que no le llevaban comida; simplemente le servían,
obedecían a su Señor.
Jesús habló
en muchas ocasiones sobre los siervos y los señores y dejó algo claro “Nadie puede servir a dos señores; porque
aborrecerá a uno y amará al otro, o se apegará a uno y despreciará al otro.”
¡Cuidado no puedes servir a Dios y a tus placeres! ¡No puedes servir a Dios y a
tu voluntad! Los ángeles servían a Jesús y a nadie más. Pablo el cual se
autodenomina “siervo de Cristo” únicamente
servía a Cristo, y su único objetivo era hacer lo que su Señor le dijera,
aunque esto llevase como consecuencia poder perder la vida, ser encarcelado,
naufragar. Pablo sabía quién era su Señor; y tú, ¿Sabes quién es el tuyo? El
Señor vino a salvar a sus siervos de la perdición. Tenemos el mejor Señor de
todos, lo mínimo es que seamos como estos ángeles y le sirvamos en todo tiempo
y en todo momento.
AP
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