"También les dijo: El día de reposo fue hecho
por causa del hombre, y no el hombre por causa del día de reposo. Por tanto, el
Hijo del Hombre es Señor aun del día de reposo"
Es increíble la
facilidad que tienen algunas personas para tergiversar la realidad y llevar las
cosas a su terreno. Esto es algo que se ha hecho durante toda la historia.
Desde el tiempo en que Dios le dio la ley a Moisés hasta el tiempo de Jesús,
los religiosos se habían encargado de endurecer aún más la ley, de poner leyes
que aún superaban la ley que Dios había otorgado al hombre y ponía el listón
mucho más alto de lo que cualquiera pudiese llegar a cumplir. Una de las cosas
que más se había endurecido era acerca del día de reposo, añadiendo reglas ilógicas,
como que estaba prohibido atrapar una pulga ya que esto se consideraba cazar,
lo cual estaba claramente prohibido.
Ante esta realidad acerca de la ley, surge un
conflicto, Jesús y sus discípulos pasan cerca de un campo de trigo y estos
comienzan a recoger algo de espigas, rápidamente los fariseos que les seguían
les acusan, ante esto Jesús responde: "También
les dijo: El día de reposo fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por
causa del día de reposo. Por tanto, el Hijo del Hombre es Señor aun del día de
reposo". Los fariseos habían llegado a tergiversar la
realidad y el motivo de las cosas, y Jesús decide poner los puntos sobre las
íes y dejar clara la situación.
Nos encanta hablar
de la gracia pero nuestras vidas únicamente demuestran vivir en la ley. La ley
en realidad no es mala, nos muestra nuestra incapacidad de llegar a Dios, Pablo
lo expresa a la perfección “de manera
que la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados
por la fe.” Necesitábamos que la ley nos mostrase nuestra dependencia de
Dios para ser salvo, y nos llevó a Cristo. Pero tristemente olvidamos esto con
mucha facilidad y seguimos aferrados a la ley, esclavizados a cumplir
preceptos. Pero no porque la ley sea amala “de
manera que la ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno”.
El gran problema es
nuestro corazón, los religiosos del tiempo de Jesús torcieron la ley para ser
ellos quienes la dominasen, y Jesús les reprendió y les dejó claro que la ley
fue hecha por la existencia del hombre, y no el hombre porque existiese una ley.
¡Dios dio la ley para llevarnos a Cristo! La ley es misericordia de Dios para
que podamos ser salvos. Siguiendo con el último texto Pablo añade: “¿Luego lo que es bueno, vino a ser muerte
para mí? En ninguna manera; sino que el pecado, para mostrarse pecado, produjo
en mí la muerte por medio de lo que es bueno, a fin de que por el mandamiento
el pecados llegase a ser sobremanera pecaminoso.” La ley no trajo muerte,
nos encamino a la vida, pero siempre que la ley sea bien entendida, ya no
estamos bajo su peso, vivimos en la gracia. Esta es nuestra esperanza “el Hijo del Hombre es Señor aun del día de reposo", Dios está por encima de la ley,
Él ofrece libertad así que “estad, pues,
firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez
sujetos al yudo de esclavitud”.
AP
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