En los campos
de cultivo hay muchos condicionantes que pueden hacer que una plantación sea
fructífera, el tipo de semilla, la tierra, el agua, los abonos, el frío, el
calor, para intentar optimizar esto al máximo se crearon los invernaderos, con
la misión de simular un ambiente falso y producir alimento fuera de la época
habitual.
Jesús, quiso
explicarles a sus discípulos la importancia de evangelizas y lo hizo por medio
de una conocida parábola: "¡Oíd!
He aquí el sembrado salió a sembrar" Jesús explica a sus discípulos
el significada de la semilla como la palabra de Dios, y los distintos tipos de
tierra en la que cae y el motivo por el que no crece. Claramente Jesús quiere
poner el énfasis en la tierra donde cae la semilla, pero porque no le damos una
vuelta, ¿Por qué no miramos la semilla que lanzamos? En nuestro tiempo hay una
advertencia que Pablo dio a una iglesia de su tiempo: “Me maravillo de que tan pronto hayáis abandonado al que os llamó por
la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente; que en realidad no es
otro evangelio, sólo que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el
evangelio.” ¿Existen falsos evangelios hoy en día? Sin ninguna duda, y
algunos incluso los predicamos al evangelizar. Esto es lo que pasa con las
semillas.
- Los que están junto al camino, son los que cuando
oyen, al instante Satanás se lleva la palabra sembrada. Esta semilla es
una semilla fácilmente olvidable, una semilla que no tiene fuerza para crecer,
un evangelio simple y falso, en el que no se habla de arrepentimiento, solo de
amor, en el que no se necesita cambio, solo aceptar amor. Esta rápidamente se
la lleva Satanás, ya que la tierra en realidad no ha recibido una verdadera
semilla.
- Los que se sembró entre piedras, la reciben con
gozo, pero es temporal, cuando viene la persecución o la aflicción tropiezan y
caen. Aquí tenemos el evangelio de “esto es muy
divertido” o “tus problemas se van a resolver”. Por supuesto Jesús es la
solución a todos nuestros problemas, pero a su manera, no a nuestra manera. ¡Cuántos
han pasados por las iglesias y como han entrado se han ido! Les prometieron una
lámpara mágica y llegó la aflicción y salieron corriendo. El evangelio no es
resolución de problemas aunque Cristo pueda serlo. El evangelio basado en esto
acaba ahogado cuando los problemas hacen que no se cumpla lo prometido.
-
Los que se sembró entre espinos, han oído la
palabra pero las preocupaciones del mundo, las riquezas ahogan la semilla. Este es el
evangelio de la prosperidad, si vienes a Cristo todo irá bien, Dios te
prosperará económicamente. Por supuesto Dios es nuestro sustento, pero Dios no
ha prometido riquezas, todo lo contrario “buscad
primeramente el reino de Dios y su justicia, y todo los demás vendrá por
añadidura”. Esta es la realidad, el evangelio de todo te irá bien muere
cuando las cosas dejan de ir como nosotros queremos. Es otro falso evangelio.
- Los últimos la semilla cae en buena tierra,
aceptan la palabra y dan fruto. Este es el verdadero evangelio, los
anteriores aunque puedan llegar a funcionar desde un principio no dan fruto,
este si, ¡y mucho! Es el evangelio de la gracia, el evangelio que nos lleva al
arrepentimiento, el que se aleja de los méritos para llegar al cielo y únicamente
se centra en el sacrificio de Cristo, el arrepentimiento del pecador y la
resurrección del Hijo de Dios. Es el que habla del infierno para el que no
cree, el que no busca hacerlo atractivo, sino que lo vive para que se vea lo
bueno que es.
¿Qué semilla
estamos sembrando? Aquella que los demás quieren oír y que lleva a la muerte o
por el contrario aquella que lleva al arrepentimiento y da fruto cuando cae en
buena tierra.
AP
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