“Y una mujer que había tenido
flujo de sangre por doce años, y había sufrido mucho a manos de muchos médicos,
y había gastado todo lo que tenía sin provecho alguno, sino que al contrario,
había empeorado.”
El ser humano ha tenido cuatro grandes objetivos o
propósitos desde su existencia, la búsqueda de las riquezas y poder, la salud física
y espiritual que le permitan vivir una vida plena, el amor que le permita
llenar su corazón y vivir sus años acompañados y por último la capacidad de
vivir eternamente de no gustar la muerte. Esto son instintos innatos que toda
persona tiene, vemos como el egoísmo gobierna nuestro tiempo, como la ciencia
avanza cada día más y más, como la psicología cada día gana más terreno y cada
vez es más habitual conocer personas que visitan regularmente al psicólogo, páginas
web que ofrecen encontrar a tu media naranja, a la persona ideal para ti, y
métodos de salud, alimentación para alargar más y más los años de vida. Hoy en
día se gastan millones y millones de euros en medicamentos, en gimnasios, en
comida “saludable”, todo por lograr un buen estado físico y una buena salud.
Esto, ha sucedido siempre, y así le sucedió a una
mujer, así nos lo narra Marcos: "Y
una mujer que había tenido flujo de sangre por doce años, y había sufrido mucho
a manos de muchos médicos, y había gastado todo lo que tenía sin provecho
alguno, sino que al contrario, había empeorado." ¡Menudo
panorama! No solamente seguía con su enfermedad, cada vez estaba peor, cada vez
su enfermedad era más fuerte, había sufrido mucho, y para ponerle la guinda a
la situación, ahora ya no tenía dinero. Enferma y pobre, sufriendo, tenía todo
lo necesario para ser desechada y olvidada, no había solución su vida estaba
acabada.
Cuanta gente hoy en día no está en esta misma
situación, personas enfermas sin solución, gente con enfermedades del alma que
gastan dinero en psicólogos sin llegar a nada, únicamente logran aceptar su
problema y convivir con él. Gente que necesitan de pastillas para poder dormir,
para poder comportarse, para poder vivir. Personas que han dejado de depender
de Dios y su fe se basa en médicos y pastillas. Cristianos que ya no buscan en
Dios la solución, sino que la han encontrado en psicólogos, que en lugar de
orar pidiendo sanidad han encontrado una pastilla que resuelve su depresión; en
lugar de buscar la paz prometida por Dios han encontrado el atontamiento que
ofrece un medicamento.
Hemos dejado de mirar a Dios y mientras tanto,
igual que esta mujer, hemos empeorado, engañamos a nuestro cuerpo y a nuestra
alma, le decimos que todo va bien, cuando en realidad no es así. Dios nos
presentó una solución: “Por nada estéis
afanosos; antes bien, en todo, mediante oración y súplica con acción de
gracias, sean dadas a conocer vuestras peticiones delante de Dios. Y la
paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y
vuestras mentes en Cristo Jesús.” Pero en vez de esto
hemos dejado que la psicología tome el lugar de la oración y que los medicamentos
se conviertan en el único en la paz de Dios. Esta mujer únicamente tocó el
manto de Jesús y fue sanada, ¿acaso ha cambiado Dios? De ninguna manera. Hemos
tomado el camino fácil, el cómodo, pero la realidad es que arrodillarse y orar
es más poderoso que cualquier medicamento, que la paz de Dios es mejor que la
psicología y que Dios sigue siendo “el
que sana todas tus enfermedades”. Solo necesitas acercarte a Él, no esperes
a haber gastado todo tu dinero, Dios sigue siendo un Dios abundante.
AP
El que sanó todas tus enfermedades... Precioso Jesús, mi alma te alaba
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