Marcos 6:14-29 - ¿Hasta donde estás dispuesto a llegar?



Podríamos definir nuestro país, como España, el país de la corrupción. Un país donde cada día vemos noticias acerca de políticos con cuentas en el extranjero donde envían millones de euros, jueces que no se atreven a denunciarlo, trabajadores que trabajan en negro y no cotizan al estado, personas que al comprar algo o recibir algún servicio intentan ahorrarse el IVA, empresarios que tienen trabajadores sin contrato para ahorrarse pagar impuestos por ellos, ciudadanos empadronados en sitios distintos a donde viven para que sus impuestos sean menores, hombres y mujeres que mienten en su declaración de la renta, y pon aquí cualquier otra cosas que se te ocurra. Somos el país de la artimaña, del intento de ser más listos que los demás, y todos en algún momento hemos hecho algo así, todos hemos robado al estado, cada uno según nuestra capacidad, un político siempre robará más que un mecánico, no porque uno sea peor que otro, sino porque uno tiene acceso a más que otro.

La Biblia está llena de ejemplos de personas así, ya no solo que robaban, sino que hacían cosas que estaban mal, las cubrían y Dios tenía que poner a alguien que les confrontara. Esto mismo sucedió con Herodes, estaba teniendo relaciones con la mujer de su hermano. Herodes por supuesto lo cubría, intentaba esconderlo y Dios le mandó a alguien para que le rebelase su pecado “Porque Juan le decía a Herodes: No te es lícito tener la mujer de tu hermano. Y Herodías le tenía rencor y deseaba matarlo, pero no podía.” No era fácil ir y confrontar a un gobernador contra su pecado, pero Dios escogió a Juan para que lo hiciese, más tarde esto le acarrearía la muerte.

¿Estás dispuesto a confrontar a los que te rodean con su pecado? Es fácil hablar del pecado de los demás a sus espaldas, con otros, pero esto en realidad es pecado, y se llama murmuración. Pablo es muy claro “hermanos, aun si alguno es sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradlo en un espíritu de mansedumbre, mirándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado.” Tenemos la obligación de si alguien hace algún pecado y lo sabemos confrontarle con eso, pero siempre pensando que nosotros podemos caer exactamente en lo mismo.

Jesús dejó muy claro su mensaje “no penséis que vine a traer paz a la tierra; no vine a traer paz, sino espada. Porque vine a poner al hombre contra su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra; y los enemigos del hombre serán lo de su misma casa” ¿Acaso no sucede esto muchas veces que una persona es confrontada con el pecado? Pero esto no es motivo para no hacerlo, cuando hacemos esto, podemos ganarnos enemistades, pero es lo correcto, es lo que hizo Juan el Bautista y acabó muerto, es lo que hizo Jesús y acabó en una cruz. ¿Estas dispuesto a hacerlo tu también?




AP

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