"Y subió con ellos a la barca, y el viento se
calmó; y ellos estaban asombrados en gran manera, porque no habían entendido lo
de los panes, sino que su mente estaba embotada."
En estos días estoy
leyendo un libro que me regalaron y que se llama “Los Simpsons y la filosofía”,
quién me lo regaló sabe que me encanta esa serie de animación y que sin duda
podía ser un gran regalo. Lo cogí con ganas, quería leer acerca de Homer,
Marge, Lisa, Bart o Maggie, esperaba encontrarme por supuesto algo de Ralph
Wiggun, mi personaje preferido, pero al empezar a leer y tras unas 130 páginas
el libro habla más acerca de Sócrates, Nietsche, Aristóteles o Descartes que
sobre mis personajes preferidos de ficción. Esto no me ha acobardado y he
seguido leyendo, pero debo reconocer que cuando el libro habla de filosofía, la
cual era la asignatura que más odiaba en bachillerato, mi mente se embota, no
entiendo nada, y solo me queda seguir leyendo con la esperanza que aparezca
algún personaje amarillo del cual pueda leer alguna de sus frases clásicas. Con
todo el libro es interesante y muestra como cada personaje se relaciona en
mayor o menor medida con los pensamientos filosóficos que ha habido a lo largo
de la historia.
Encontrarnos ante
algo que no comprendemos, como en mi caso la filosofía, es algo molesto, es
algo que nos incomoda, que nos hace sentir torpes, que nos hace parecer tontos.
Los discípulos no eran una excepción: "Y
subió con ellos a la barca, y el viento se calmó; y ellos estaban asombrados en
gran manera, porque no habían entendido lo de los panes, sino que su mente
estaba embotada." Los discípulos habían visto y vivido como de
unos panecillos y unos pececillos había comido más de 5000 personas, lo vieron,
lo creyeron, fueron partícipes, pero no lo entendieron, sus mentes se
saturaron, se bloquearon, se embotaron.
¿Te has sentido
alguna vez igual que ellos? Puede que hayas visto el poder de Dios actuar y que
simplemente no lo entiendas. Las cosas de Dios no son cosas sencillas, es
cierto que hay muchas que si, la salvación es sencilla, solamente cree que Jesús
es Dios, que se hizo un hombre, murió en la cruz por tus pecados, resucitó al
tercer día y fue ascendido a los cielos, si esto lo crees en tu corazón y lo
confiesas serás salvo. Tan sencillo que es igual de fácil de rechazar por
tantos hombres y mujeres a lo largo de la historia. Pero hay otras que no lo
son tanto, como la trinidad, como la soberanía de Dios, cosas que nuestra mente
es limitada y no llega a entender.
Piensa por un
momento en la eternidad, cuando intento comprenderla me pasa como a los
discípulos, mi mente se embota y me acaba doliendo literalmente la cabeza. Hay cosas
que han sido rebeladas para que el hombre las entienda, pero hay otras que no.
Nuestra función es estudiar la Biblia en busca de entender esas cosas complejas,
debemos tener inquietud por hacerlas, en la Biblia encontraremos la respuesta a
casi todas, para las que no encontremos, simplemente créelas por fe, ¿acaso no
es la fe el medio que Dios usa para que su gracia se haga manifiesta?
Estudiemos la Biblia, sabiendo como dice Pedro sobre Pablo “asimismo en todas sus cartas habla en ellas de esto; en las cuales hay
algunas cosas difíciles de entender”. No dejes que el embotamiento al leer
la Biblia te aparte de la comunión con Dios como ha pasado con muchos, si algo
no lo entiendes tómalo por fe, hay ciertas cosas que simplemente no nos han
sido rebeladas todavía.
AP
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