"Y se asombraron en gran manera, diciendo: Todo lo ha hecho bien; aun
a los sordos hace oír y a los mudos hablar."
Las cosas se pueden
hacer de muchas formas, con ganas, sin ganas, con alegría, con enfado, con
ánimo, sin ánimo, bien o mal. Lo cierto es que cada día hay cosas que tenemos
que hacer nos guste o no, y esta situación nos lleva a actuar de una manera u
otra, cuando no queremos hacer algo, lo hacemos con una actitud de enfado y
normalmente mal hecho, cuando el reto es apetecible lo hacemos con ganas,
ilusión y poniendo todo nuestro empeño. La realidad es que nuestro estado de
ánimo y nuestro interés afecta a la manera de actuar que tenemos y nos lleva a
hacerlo de una manera correcta o incorrecta.
Jesús estaba en
Decápolis y sanó a un sordo que no hablaba bien de una manera poco ortodoxa,
ante este milagro hubo una gran sorpresa y una buena reacción: "Y se asombraron en gran manera,
diciendo: Todo lo ha hecho bien; aun a los sordos hace oír y a los mudos
hablar." ¡Que diferente Jesús de nosotros! Él todo lo hacía bien, hasta
las cosas más extrañas, como meter los dedos en el oído de este hombre, escupir
y tocar su lengua con la saliva y devolverle el oído y la vista.
Jesús actuó de una manera extraña, su manera de
sanar a este hombre no fue del todo buena, pero hubo una realidad, este hombre
acabó sano. Jesús lo había hecho bien, probablemente los que le rodeaban
podrían haber preferido una simple oración, ¿pero discutiremos ahora las formas de Jesús? De ningún modo. Esto
me lleva a una reflexión, ¿nos hemos vuelto demasiado racionales? Me cuesta
aceptar predicadores a los que van muchos enfermos y usan modos no muy
normales, pero acaban sanos, normalmente pienso que no es correcto lo que hacen
y lo rechazo. Siendo sincero ver a Jesús haciendo esto habría hecho que lo
rechazara. Esto no puede ser de Dios, ¿escupir, meter los dedos en los oídos?
En cambio este fue el método utilizado por Dios mismo. Quizá el problema esté
en el que mira y no el que hace.
Hemos vivido tiempos en que personalmente creo que
el mundo evangélico se ha llenado de emociones y humanismo, de excesos, con
caídas masivas, con reacciones extrañas como ruidos de animales, dolores de parto,
situaciones más producidas por el hombre que por el Espíritu Santo, pero esto
no puede llevarnos a huir del verdadero poder de Dios, el cual sigue
existiendo. Jesús hubiese sido rechazado por gran parte del mundo evangélico
hoy en día, sus métodos en ocasiones eran muy extraños, pero traían resultado.
Pablo nos dio un gran consejo: “Antes
bien, examinadlo todo cuidadosamente, retened lo bueno.” Hay predicadores
multitudinarios que no son más que charlatanes, otros que son usados totalmente
por Dios, hay formas que nos gustan y otras que no, hay obras que son
sentimientos y emociones humanas y otras que es poder del Espíritu Santo. Creo
que no es bueno creer todo lo que vemos pero tampoco rechazarlo. Todo lo que
hizo Jesús estaba bien hecho, nuestra forma de acercarnos también influye. ¿Te
acercarás a Dios y aceptarás que a veces sus formas no son las cuadriculadas de
nuestra mente?
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