“Ellos le dijeron:
Concédenos que en tu gloria nos sentemos uno a tu derecha y el otro a tu izquierda. Pero Jesús
les dijo: No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber la copa que yo bebo, o ser
bautizados con el bautismo con que soy bautizado? Y ellos le dijeron:
Podemos. Y Jesús les dijo: La copa que yo bebo, beberéis; y seréis
bautizados con el bautismo con que yo soy bautizado, pero el que os sentéis a
mi derecha o a mi izquierda,
no es mío el concederlo, sino que es para quienes ha sido preparado.”
Si hay un
día especial en la vida de cualquier persona, sin ninguna duda es el día de su
boda. Ese día será recordado por toda la vida, al igual que otras cosas
importantes, este día quedará guardado en nuestra retina y nunca será olvidado.
Pero la realidad es que detrás de este día tan especial y bonito hay un gran
trabajo detrás y un gran gasto económico. Hay que buscar restaurante donde dar
el banquete, después de recorrer muchísimos restaurantes hasta que encuentras
el perfecto es el momento de decidir el vestido espectacular de la novia y el
traje que nadie recordará del novio, porque seamos sinceros la novia lo eclipsa
todo. Tras esto toca decidir el menú, ahorrar mucho dinero y hacer la lista de
invitados. Sin ninguna duda esto es lo menos placentero, porque una vez tienes
la confirmación de los que asistirán a la boda toca decidir cómo los vas a
sentar, quien estará en cada mesa, quien se sentará en cada sitio y que
problemas hay para que en la mesa no haya tensión sino que todo esté a gusto.
Los
discípulos demostraban que eran humanos una y otra vez y como no, querían
buscar un buen lugar, y que mejor lugar que sentarse al lado de Jesús en el
cielo, “Ellos le dijeron: Concédenos que
en tu gloria nos sentemos uno a tu derecha y el otro a tu izquierda. Pero
Jesús les dijo: No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber la copa que yo bebo,
o ser bautizados con el bautismo con que soy bautizado? Y ellos le
dijeron: Podemos. Y Jesús les dijo: La copa que yo bebo, beberéis; y
seréis bautizados con el bautismo con que yo soy bautizado, pero el que os
sentéis a mi derecha o a mi izquierda, no es mío el concederlo, sino
que es para quienes ha sido preparado.” Pero como es la sabiduría del cielo, ya está todo
preparado.
¡Qué alegría da
saber que ya está todo preparado para los que hemos sido escogidos! La
invitación para estar sentados con Cristo ya ha sido enviada, y no ha sido por
ser más guapos o más feos, no ha tenido nada que ver la economía, no se trata
de haber sido buenos o malos, únicamente se trata de elección divina “según nos escogió en Él antes de la
fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de Él, en
amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de
Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad.” En otras palabras, solo
se pueden sentar los que son parte de tu familia y Dios nos ha adoptado por el
afecto de su voluntad. ¿Hay regalo tan grande? Ningún regalo se puede comparar
a ser parte de la lista de la mesa donde estaremos sentados.
Este es un gran
motivo, muchos de nosotros tenemos en nuestra mente hacer tantas cosas en la
tierra que olvidamos lo increíble que será el cielo, ¿no te gozas al pensar en
lo que vendrá cuando estemos con él? “La
ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna que brillen en ella; porque la
gloria de Dios la ilumina y el Cordero es su lumbrera”. La gloria de Dios lo
cubrirá todo, ¡qué gran esperanza esta! Un sitio donde su gloria lo llenará
todo, donde no tendremos que preocuparnos de nada porque todo estará preparado.
Mientras esperamos gocémonos en saber que seremos parte de esto, que quizá haya
momentos malos en la tierra, pero la eternidad será perfecta. ¿No tienes ganas
de alabarle por todo lo que tiene preparado?
AP
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