Marcos 11:1-11 - El Rey humilde



Carlos Slim es un hombre de éxito, este mexicano es reconocido como el hombre más rico del mundo. Carlos posee una de las mansiones más espectaculares del mundo, es patrocinador de un equipo de fórmula uno y tiene varios coches de lujo. Recientemente ha adquirido una mansión por alrededor de 50 millones de euros, además de comprar un edificio en pleno corazón de Manhattan por 150 millones de euros. Todo esto entre otras cosas.

Estoy seguro que si Carlos Slim tuviese que hacer una aparición pública estaría todo preparado a la perfección, su mejor traje, sus mejores zapatos, los mejores asesores, uno de sus lujosos coches o porque no un avión o un helicóptero, luces, humo, música. Sin ninguna duda un hombre así se encargaría de que fuese algo extraordinario. En cambio hay otro hombre que también hizo su aparición pública, pero de una manera muy distinta “Y trajeron el pollino a Jesús, y echaron sus mantos por el camino, y se sentó sobre él. También muchos tendían sus mantos por el camino, y otros cortaban ramas de los árboles, y las tendían por el camino. Y los que iban delante y los que venían detrás daban voces, diciendo: ¡Hossana! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!” Siendo sinceros parece de broma, un carpintero, subido a un burro y haciéndose ver como el enviado desde el cielo, como el Hijo de Dios, como el que iba a librar a su pueblo, subido en un animal de carga. La imagen pensándolo con nuestra mente humana debió ser lamentable.

Pero aún con esta imagen logró acercar a aquel lugar a una gran multitud la cual le aclamaba y le reconocía como el que venía en el nombre del Señor, eso si, encima de un pollino, quizá este fue el principio del fin de la popularidad de Jesús, se esperaba tanto de este hombre que se había autodenominado como el Mesías, pero a la guerra se iba con caballos, no con burros. Digo que este es el final de su popularidad, porque una semana después todos aquellos que le aclamaban, gritaban para que lo crucificaran, aquellos que veían en Él la solución lo convirtieron en el problema. Realmente Jesús podría haber venido subido en un caballo y haber hecho que todos los animales lo adoraran, pero decidió subir en un pollino.

¡Qué muestra de humildad la de nuestro Señor! Aquí empezó a cumplir la profecía “mas sin atractivo para que le deseemos”. Quien iba a querer seguir a alguien así, pero la realidad es bien distinta, Jesús no era solo el rey de los judíos, es el Rey de todo el Universo, y Él decidió entrar encima de un pollino. ¡Qué gran enseñanza! Tantas veces nos esforzamos en aparentar ser y tener cuando Jesús nunca hizo eso. Esto es una llamada a la humildad, el cristiano no debiera ser alguien que llamara la atención, no debiéramos ser personas influyentes porque vamos a la moda o por nuestro comportamiento o rebeldía. Jesús marcó una diferencia por su amor, por su humildad. Esta es la llamada hacia la vida cristiana, debemos vivir de manera piadosa, llena del Espíritu, sin atractivo a los ojos humanos, pero con fuego en nuestro interior. Es el tiempo de buscar a Dios y rogarle que Él nos haga ser atractivos a su manera y a su forma.


AP

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