“Jesús les dijo: ¿No
es ésta la razón por la que estáis equivocados: que no entendéis las
Escrituras ni el poder de Dios?”
Acerca de la
ignorancia se han dicho muchas cosas, algunas probablemente sean ciertas y
otras sean falsas, pero lo que no admite duda es que la ignorancia existe. Esta
no es exclusiva de ninguna clase social, no se limita únicamente a ciertas
edades, lo cierto es que podemos encontrarla en cualquier persona independientemente
de su raza, su color de piel, su sexo, su edad, su nacionalidad o su clase
social. La ignorancia afecta a cualquier
persona. El Filósofo y profesor estadounidense Amos Bronson Alcott dijo una de
esas frases célebres acerca de la ignorancia La enfermedad del ignorante es ignorar su propia ignorancia. Todos
conocemos a alguna persona que habla de algún tema del cual en realidad no
tiene ni idea como si fuese un experto, este tipo de personas son las que se
refería el profesor Amos.
Por supuesto
este tema no es algo exclusivo de nuestro tiempo, la ignorancia también existía
y estaba viva y activa en el tiempo de Jesús. Tras una rebuscada pregunta tiene
que responderles: “Jesús les dijo: ¿No
es ésta la razón por la que estáis equivocados: que no entendéis las
Escrituras ni el poder de Dios?” Estos hombres habían adquirido
conocimiento pero estaban equivocados, tenían la enfermedad de la ignorancia
creían que sabían pero la realidad es que eran ignorantes.
Hoy en día nosotros no somos tan diferentes. Sabemos
mucho acerca de la Biblia y de Dios, hemos escuchado muchos sermones, muchas
doctrinas, seríamos incluso capaces de recitarlas y defenderlas sin haberlas
estudiado por nosotros, pero se ha quedado únicamente en conocimiento
intelectual que nos lleva al envanecimiento. Si no se cumplen ambos requisitos
que Jesús expone realmente nos convertimos en ignorantes.
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No entendéis las
Escrituras: Hay muchas personas que hablan de la Biblia acerca
de lo que han oído de sus pastores, de predicaciones, de devocionales o de
cualquier otra cosa excepto de aquello que ellos mismos han estudiado. La
Biblia no es un simple libro de cabecera, él mismo nos exhorta a la necesidad
es “escudriñar las escrituras”. No
sirve de nada leer la Biblia, escuchar de ella si no la entendemos, si no
buscamos la aplicación que tiene para nosotros. Después de la salvación
probablemente la Biblia sea el mayor regalo que Dios nos haya dejado, no
debemos seguir despreciándolo, y la manera de valorarlo como se merece es el de
escudriñarlo y entenderlo.
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No entendéis el
poder de Dios: Una de las cosas que más nos llevan hacia la
ignorancia de la Biblia es no entender que el conocimiento no puede ser un
conocimiento intelectual, sino que tiene que ir acompañado de poder. El Doctor
Martyn Lloyd-Jones dijo algo que debiera llamar nuestra atención, declarar la verdad no es suficiente, debe
hacerse con demostración del Espíritu y de poder. Todo el libro de Hechos
avala esta frase, cuando predicaban descendía el Espíritu Santo y derramaba de
su poder, en cambio hoy en día no existe de este poder ni cuando la leemos ni
cuando la predicamos. Necesitamos llenarnos de su Espíritu para que la Biblia
tenga el poder que requiere.
El intelectualismo es la gran lacra de nuestro
tiempo, tenemos tanta información a nuestro alcance que olvidamos la necesidad
de tener del Espíritu para revestir de poder nuestras palabras a la hora de
evangelizar y nos volvemos ignorante. Que Dios nos ayude hoy a llenarnos de su
Espíritu.
AP
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