“Cuando uno de los escribas se
acercó, los oyó discutir, y reconociendo que les había contestado bien, le
preguntó: ¿Cuál es el mandamiento más importante de todos? Jesús respondió: El
más importante es: Escucha Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es; y
amaras al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu
mente y con toda tu fuerza. El segundo es éste: Amarás a tu prójimo como a ti
mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos.”
Si queremos
encontrar un tema idealizado en el mundo del cine es sin ninguna duda el amor
en todos sus ámbitos. Chico tontito en el instituto conoce chica guapa y
popular, chica guapa y popular que sale con el chico más guapo y popular del instituto
conoce a chico tontito que es maltratado por el chico más guapo y popular del instituto
que le quita el desayuno. La chica es castigada y coincide con el tontito se da
cuenta de su gran belleza interior y acaban juntos. Esto es amor idealizado, en
la vida real esto no suele suponer. El ejemplo más claro de esta idealización
es la película de Pretty Woman, la cual idealiza al extremo el amor. Pero la
realidad es que esta idealización ha hecho verdadero daño en las relaciones, ya
que el chico espera que la chica sea perfecta y la chica espera lo mismo del
chico y todo acaba fracasando.
Toda la
Biblia nos habla acerca del amor, no únicamente sobre el amor entre un chico y
una chica, sino sobre un amor superior, el amor de Dios hacia el hombre. Ante
esta realidad Dios muchos años atrás dejó unas instrucciones, unos mandamientos
a seguir, algo sobre lo que le preguntaron a Jesús: “Cuando uno de los escribas se acercó, los oyó discutir, y reconociendo
que les había contestado bien, le preguntó: ¿Cuál es el mandamiento más
importante de todos? Jesús respondió: El más importante es: Escucha Israel; el
Señor nuestro Dios, el Señor uno es; y amaras al Señor tu Dios con todo tu
corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con toda tu fuerza. El
segundo es éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento
mayor que éstos.” Jesús redujo rápidamente la ley a dos conceptos que se
basan en uno superior, en el amor.
Pocas definiciones hay más hermosas que las escritas
por Pablo acerca del amor en 1ª Corintios “el
amor es paciente, es bondadoso; el amor no tiene envidia; el amor no es
jactancioso, no es arrogante; no se porta indecorosamente; no busca lo suyo, no
se irrita, no toma en cuenta el mal recibido; no se regocija de la injusticia,
sino que se alegra con la verdad; todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera,
todo lo soporta.” Ni el mejor poeta de la historia podría haberlo definido
mejor. La ley sirvió para guiar al hombre y demostrarle su incapacidad para
salvarse, Jesús quiso reducirlo y simplificarlo, ama a Dios y ama a tu prójimo.
¿Está Jesús quitando la ley? ¿Está suprimiéndola?
Claramente no, lo está llevando a un nivel superior, la gracia siempre ofrece
más que la ley. Tenemos dos retos por delante, amar a Dios y a nuestro prójimo,
con esto abarcamos toda la ley. “No debáis
nada a nadie, sino amaros unos a otros; porque el que ama a su prójimo, ha
cumplido la ley. Porque esto: No cometerás adulterio, no matarás, no hurtaras,
no codiciaras, y cualquier otro mandamiento en estas palabras se resume: Amarás
a tu prójimo como a ti mismo.” El cristianismo no se trata de leyes, se
trata de la dictadura del amor, ¿acaso no demostró esto mismo Jesús?
Tenemos un reto muy importante y grande por
delante, primero ama a Dios con todo lo que eres, y después ama a tu prójimo
como a ti mismos, supliendo sus necesidades, llevando a la práctica y viviendo
la definición de Pablo del amor y solo de esta manera cumplirás la ley y agradarás
a Dios.
AP
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