Marcos 12:35-44 - Mirando con los ojos de Dios


“Y llegó una viuda pobre y echó dos pequeñas monedas de cobre, o sea, un cuadrante. Y llamando a sus discípulos, les dijo: En verdad os digo, que esta viuda pobre echó más que todos los contribuyentes al tesoro; porque todos ellos echaron de lo que les sobra, pero ella, de su pobreza echó todo lo que poseía, todo lo que tenía para vivir.”

Si buscamos dos tipos de personas a los cuales la Biblia le da importancia y habla del cuidado sin ninguna duda estas son las viudas y los huérfanos. Hoy en día, la viudas tienen un gran problema, han perdido a su marido, pero dentro de la mala situación mientras sigan en este estado de viudedad el estado mira por ellas y les ofrece una paga, según cada caso de mayor o menor cantidad, una paga que probablemente no les da para vivir, pero sí que les ofrece una pequeña ayuda. Esto no era así en la época de Jesús, las viudas solo tenían una esperanza, y era vivir con alguno de los hermanos de su marido, en caso de que esa familia tuviese una buena economía no debía haber ningún problema, pero si esto sucedía en un hogar donde la economía flaqueaba tenían un serio problema, era un boca más a la que alimentar y que no aportaba nada.

Realmente ser una viuda en aquellos tiempos no era nada fácil. “Y llegó una viuda pobre y echó dos pequeñas monedas de cobre, o sea, un cuadrante. Y llamando a sus discípulos, les dijo: En verdad os digo, que esta viuda pobre echó más que todos los contribuyentes al tesoro; porque todos ellos echaron de lo que les sobra, pero ella, de su pobreza echó todo lo que poseía, todo lo que tenía para vivir.” Aquí tenemos a nuestra protagonista, una viuda y además pobre, aparentemente no era nada, pero tenía una lección muy grande para los discípulos y por supuesto para nosotros. Echó dos simples monedas de cobre, y esto llamó la atención de Jesús.

¿Qué podemos aprender de aquí? Veamos 3 cosas:

-       Deja de mirar las apariencias. ¡Qué rápidos somos para juzgar y etiquetar a los demás! Esta mujer pasaba desapercibida, nadie la miraba, pero Jesús si la vio. Cuantas veces somos personas a las que nos miran demasiado, que buscamos destacar y nos llenamos de orgullo. Jesús mira a los humildes “bienaventurados los humildes, pues ellos heredarán la tierra.” ¡Que el Señor nos ayude a ser personas humildes y pasar desapercibido, eso querrá decir que nuestro corazón no está en las cosas terrenales sino en las celestiales.

-       ¿Cuánto tienes para dar? Esta es la gran excusa de nuestros días para Dios, es que no tengo… y ahora pon lo que quieras, dinero, tiempo, descanso, ganas, fuerzas, etc. Dios no mira nunca la calidad, Dios busca la calidad. Lo que esta mujer dio fue todo lo que tenía. Dios te pide que le des todo lo que tienes, tu trabajo, tu familia, tu economía, tu ministerio, todo absolutamente todo. Ponlo a su servicio, dar de lo que sobra es ser egoísta, ¿Acaso no dio Jesús todo? No te guardes nada, ponlo todo al servicio de nuestro Dios.

-       No tengas miedo. El miedo es de las cosas que más nos pueden frenar, cuando se trata de Dios, puede apagar nuestro espíritu. Esta mujer no tuvo miedo a dar, lo hizo de corazón. No tengas miedo a darle a Dios, sin ninguna duda Él es un Dios generoso y que da en abundancia. Todo lo que tenemos es porque Dios nos lo ha dado, esto se llama gracia. “De gracia recibisteis dad de gracia”. Da a Dios sin miedo, ¿no es acaso Dios nuestro proveedor?

Mirar con los ojos de Dios significa mirar más lejos de lo que los hombres miramos, significa mirar los pequeños detalles. Pidamos a Dios que nos enseñe a mirar con sus ojos para poder ver las cosas tal y como Él las ve.


AP

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