Marcos 14:27-31 - Las palabras se las lleva el viento

"Entonces Pedro le dijo: Aunque todos se aparten, yo, sin embargo, no lo haré. Y Jesús le dijo: En verdad te digo que tú, hoy, esta misma noche, antes que el gallo cante dos veces, me negarás tres veces. Pero Pedro con insistencia repetía: Aunque tenga que morir contigo, no te negaré. Y todos decían también lo mismo. "

Todos hemos conocido alguna persona la cual es la primera en ofrecerse cuando hay que hacer algo, la primera dispuesta a hacer lo que haga falta, la que incluso cuando alguien no cumple se molesta cuando los demás no hacen las cosas. Pero luego cuando llega el momento siempre les ocurre alguna circunstancia, siempre tienen un problema, siempre tienen una excusa que les salva. Suelen ser personas impulsivas las cuales cuando se les conoce se deja de confiar en ellas, que sabemos que por mucho que digan nunca lo cumplirán.


Jesús estaba cerca de su muerte y lo sabía, El conocía la escritura sabía lo que venía y que llegaría el momento de estar solo ante la muerte y apartado de Dios. Al Jesús decirle esto a sus discípulo hubo una respuesta "Entonces Pedro le dijo: Aunque todos se aparten, yo, sin embargo, no lo haré. Y Jesús le dijo: En verdad te digo que tú, hoy, esta misma noche, antes que el gallo cante dos veces, me negarás tres veces. Pero Pedro con insistencia repetía: Aunque tenga que morir contigo, no te negaré. Y todos decían también lo mismo." Pedro era uno de estos que rápidamente se ofrecían, pero Jesús le recriminó y le dijo lo que iba a pasar y así fue, Pedro negó a Jesús.


Como de identificado me siento yo con este Pedro, que rápido se me llena la boca y digo Señor por ti lo dejo todo, doy mi vida por ti, pero tan rápido como lo digo a la que llega la oportunidad de dar rienda a mis placeres me olvido de la promesa. Tantas veces mis sentimientos me hacen decir cosas que luego no cumpliré...


Pero al igual que Pedro tenemos que reconocer que no estamos a la altura. Pero esto no es el fin, Pedro predicó y el fuego del Espíritu descendió el día de pentecostés, volvió a predicar y se convirtieron 4000 lo volvió a hacer y 5000 fueron a los pies de Cristo. Es verdad nuestras palabras se las lleva el viento, pero no por eso debemos desanimarnos, fallar a Dios no debe ser un motivo para abandonar, sino para seguir, para luchar y volver a levantarnos. Para reconocer nuestra infidelidad y rogar a Dios por su misericordia. Al igual que Pedro podemos negar a Jesús y realmente lo hacemos, pero que este no sea el motivo para abandonar, clamemos para que nos levante con su poder y podamos serle útiles para lo que él nos demande.

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