Marcos 14:66-72 - Verdadero arrepentimiento


“Al instante un gallo cantó por segunda vez. Entonces Pedro recordó lo que Jesús había dicho: Antes que el gallo cante dos veces, me negarás tres veces. Y se echó a llorar.“

Pedro había vivido durante tres años con Jesús, Pedro había dicho en más de una ocasión que nunca le abandonaría, es más, Pedro atacó a unos de los soldados que cogieron a Jesús y este mismo hombre ahora se encuentra desvalido, sin su gran escudo llamado Jesús y ante esta realidad siega haberle conocido, entonces “al instante un gallo cantó por segunda vez. Entonces Pedro recordó lo que Jesús había dicho: Antes que el gallo cante dos veces, me negarás tres veces. Y se echó a llorar.“ Aquí vemos a un hombre que reconoce su error y le duele.

Acerca del arrepentimiento podemos decir muchas cosas, que hay arrepentimiento sincero, falso, temporal, etc. Lo cierto es que Pedro prometió de corazón que iba a seguir a Jesús, que nunca le negaría, en cambio cuando llegó el momento difícil reconoció no conocerle, al escuchar la prueba de lo que Jesús ya le había anticipado días atrás y ver como había fallado, rompe a llorar. Lloraba porque había decepcionado a aquel a quien amaba.

El verdadero arrepentimiento cuando se trata de algo serio es aquel que viene acompañado de lágrimas, nadie que ofenda o haga daño a alguien a quien quiere puede arrepentirse realmente sin lágrimas en sus ojos. No hay arrepentimiento más genuino que el de la persona a la cual Dios le muestra sus pecados, la que ve a Dios puro y limpio y él manchado de inmundicia y de maldad, y ante esta imagen solo puede haber dolor, clamor y arrepentimiento acompañado de lágrimas. ¿Acaso no te sucedió eso a ti cuando viste tu maldad? Cuando nos confrontamos con nuestra maldad, con nuestra decepción hacia Jesús, tal y como sucedió con Pedro, lloramos. Personalmente no creo en las conversiones en las que las emociones no aparecen, ¿acaso puede alguien ver que ha ofendido a Dios durante toda su vida y no llorar de dolor?

Pedro lloró porque falló a Jesús, faltó a su palabra, era un arrepentimiento genuino, sincero del corazón. Que Dios nos ayude a vivir este tipo de arrepentimiento ante nuestro pecado.

AP


Comentarios

  1. Dios nuestro Padre entrego a su único hijo por amor y Jesús murió por nosotros en la cruz. Como no arrepentirnos de corazón y con lágrimas que brotan del alma al ver que hemos pecado contra El.
    Gracias por la reflexión es tan cierto!

    ResponderEliminar

Publicar un comentario