“Vino luego a Betsaida; y le trajeron un ciego, y le rogaron que le tocase.
Entonces, tomando la mano del ciego, le sacó fuera de la aldea; y escupiendo en
sus ojos, le puso las manos encima, y le preguntó si veía algo. El, mirando,
dijo: Veo los hombres como árboles, pero los veo que andan. Luego le puso otra
vez las manos sobre los ojos, y le hizo que mirase; y fue restablecido, y vio
de lejos y claramente a todos. Y lo envió a su casa, diciendo: entres en la
aldea, ni lo digas a nadie en la aldea.”
Una de las
mejores cámaras que puedes conseguir hoy en día puede venir con una buena lente
para enfocar los objetos con buena precisión. Puede venir con un sensor de
fotones muy bueno y una apertura bastante buena. Podría ser de alta resolución,
de aproximadamente 24 mega-pixeles. En comparación, el ojo humano tiene la retina,
la córnea y el iris que controlan la absorción de fotones, apertura, la
exposición, e incluso puede percibir hasta 576 mega-píxeles. Y es que la
precisión con la que trabaja el cuerpo humano es casi imposible de superar, por
mucho dinero que te puedas gastar, y solamente alguien que lo conoce puede
arreglarlo perfectamente utilizando las mejores técnicas.
En el caso
del ciego que vemos aquí, Jesús uso unos métodos algo rudimentarios por así
decirlo, pero fue un método que este hombre pudo entender y sentir. Primero Jesús
le guio de la mano hasta fuera de la ciudad, luego continuo poniendo saliva en
sus ojos y colocando sus manos sobre él. En todo esto podemos ver el
acercamiento y la intimidad con la que Jesús estaba tratando a este hombre. “Entonces, tomando la mano del ciego, le
sacó fuera de la aldea; y escupiendo en sus ojos, le puso las manos encima, y
le preguntó si veía algo.”
Muchas veces
le pedimos Dios que nos ayude con nuestros problemas, con nuestras
enfermedades, y queremos que el actúe rápido de la forma que queremos nosotros,
pero como vemos aquí, Dios no siempre actúa de la misma forma aunque sea el
mismo problema, sino que con cada persona actúa de una manera distinta, pero
siempre acercándose a nosotros con el amor que solamente él sabe dar.
Lo que sí
que es seguro es que cuando pedimos algo a Dios, él siempre va a estar
escuchando y no va a tener ningún reparo en cogernos de nuestra mano,
apartarnos de lo que nos preocupa y tratar con nosotros, quizás de una manera
que no entendamos en el momento, pero si pudiendo sentir que su mano está con
nosotros y sabiendo y confiando en que el creador de todo está trabajando en el
problema.
Quizás estés
pasando un tiempo de problemas y dificultades, y le has pedido a Dios que el
actúe y te ayude pero aun no has recibido la respuesta que tu esperabas, déjame
decirte que no hay nada que se escape del control de Dios y que él va a hacer
su perfecta voluntad. “Ésta es la
confianza que tenemos al acercarnos a Dios: que si pedimos conforme a su
voluntad, él nos oye.”
DP
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