Marcos 9:38-50 - ¿Cuál es tu placer?


"Y si tu mano derecha te es ocasión de pecar, córtala; te es mejor entrar en la vida manco, que teniendo dos manos ir la infierno… …Y si tu pie derecho te es ocasión de pecar, córtalo; te es mejor entrar cojo a la vida, que teniendo los dos pies ser echado al infierno… …Y si tu ojo te es ocasión de pecar, sácatelo; te es mejor entrar al reino de Dios con un solo ojo, que teniendo los dos ser echado al infierno."

Los propósitos de un hombre en la vida marcaran su existencia en la tierra. Sin duda esta frase podría resumir nuestras vidas y nuestra manera de llevarlas a cabo. Nuestras metas harán que tomemos unas decisiones y no otras, harán que hagamos unos sacrificios en lugar de otros. Si tu meta es ser un atleta de élite toda tu vida será diferente que si quieres ser un buen político. Cambiará tu dieta, cambiará tu rutina de sueño, el tiempo que dedicas a una cosa y a otra, cambiaran tus amistades, tus círculos. Todo se verá diferente y tus gustos también cambiarán. Nuestras metas producen metamorfosis en nuestro interior, nos cambian, nos transforman. Y el tiempo en el que vivimos es un tiempo ideal para dar rienda suelta a nuestros propósitos, tiempos de marcarnos metas imposibles y esforzarnos al máximo para lograrlas, al fin y al cabo vivimos en el tiempo del ocio, la era de la autosatisfacción, el siglo de conseguir lo que quiero a cualquier precio.

Jesús opinaba también así, creía en la necesidad de lograr objetivos, de esforzarse en alcanzar metas. La diferencia es que las metas de Jesús tenían poco que ver con las de la mayoría de hombres que han existido. Jesús no hablaba de reputación en la tierra, no hablaba de ser recordado a lo largo de la historia, no hablaba de propósitos de autosatisfacción. Su mirada iba más lejos que los 80 o 90 años que podemos vivir en esta tierra. Él miraba las cosas eternas, y su discurso no iba enfocado hacia lo que podía hacer en la tierra, sino lo que repercutiría en la eternidad. Por eso Jesús establece prioridades, habla del verdadero placer "Y si tu mano derecha te es ocasión de pecar, córtala; te es mejor entrar en la vida manco, que teniendo dos manos ir la infierno… …Y si tu pie derecho te es ocasión de pecar, córtalo; te es mejor entrar cojo a la vida, que teniendo los dos pies ser echado al infierno… …Y si tu ojo te es ocasión de pecar, sácatelo; te es mejor entrar al reino de Dios con un solo ojo, que teniendo los dos ser echado al infierno." El verdadero placer que ofrece Jesús no es otro que el de tener vida y huir del infierno, aunque eso suponga perder todas las metas y expectativas de tu vida.

Pero claro, ¿Quién podría estar dispuesto a sacrificar sus planes, sus esfuerzos por algo tan lejano? La respuesta debiera ser clara, todo aquel “que busca el reino de Dios y su justicia”.  Jesús estaba diciendo con estas palabras que el mayor placer que alguien puede tener es el de entrar en la vida, el de no entrar en el infierno. ¡Es mejor ser un tullido, un inútil y un paria social que pasar la eternidad en el infierno! ¡Es mejor no disfrutar de la vida que no disfrutar de la eternidad! Es preferible cumplir los placeres del Padre que los míos propios

Esta verdad es demasiado profunda para que todos la puedan entender, vivimos en la época de los derechos, derechos humanos, derechos laborales, derechos personales y además nos los conocemos todos, porque hemos olvidado que somos siervos y nos hemos convertido en señores. Señores que deciden cual es su camino. ¿Cuál es tu mayor placer? “He aquí el hombre que no quiso hacer de Dios su refugio, sino que confió en la abundancia de en la abundancia de sus riquezas y se hizo fuerte en sus malos deseos.” Tenemos la visión desenfocada, nos importa demasiado nuestro bienestar.

¿Qué es lo que te impide que tu placer sea Dios? ¿Tu mano? ¿Tu pie? ¿Tu ojo? ¿La televisión? ¿El ordenador? ¿Las redes sociales? Mejor es ser un amputado en la tierra que vive eternamente que un vivo en la tierra con su destino en el infierno. Arranca de ti todo lo que te frena, quita todo lo que te hace apartar tu mirada de Cristo, busca la “santidad sin la cual nadie verá a Dios”. “Aviva el fuego del don que hay en ti.” Empieza a mirar a Dios y sus propósitos y no a ti y tus metas. El mundo ofrece placer pasajero, Dios ofrece placer eterno. ¿Con cuál de ellos te quedarás?


AP

Comentarios