Marcos 16:9-20 - Revestidos de poder


 “Y estas señales acompañarán a los que han creído: en mi nombre echarán fuera demonios, hablarán en nuevas lenguas; tomarán serpientes en las manos, y aunque beban algo mortífero, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán las manos, y se pondrán bien.”
Vivimos en la época de escepticismo, la tecnología y la ciencia han avanzado tanto que todo de lo que hablan es demostrable, podemos palparlo, tocarlo, verlo. Para creer hoy más que nunca necesitamos ver, necesitamos ver como los que tienen enfermedades son vacunados y sanados, tenemos que ver como lo que se dice queda por escrito, antiguamente la palabra era el signo de firma, hoy en día las palabras se las lleva el viento. No creemos nada que no veamos.

Una vez Jesús había resucitado y se iba apareciendo a los suyos les dejó una misión la de predicar el evangelio, y como sabía que no sería fácil, que el escepticismo gobernaría la vida de muchos hombres quiso dejarles una ayuda “y estas señales acompañarán a los que han creído: en mi nombre echarán fuera demonios, hablarán en nuevas lenguas; tomarán serpientes en las manos, y aunque beban algo mortífero, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán las manos, y se pondrán bien.” No solo les dejó una misión, les dejó unas señales, algo visible de lo que ellos iban a explicar, algo que solo se le podría atribuir a Dios.

Estos días que vivimos son muy distintos, la tecnología ha avanzado, tenemos redes sociales, televisión, radios, anuncios, ya no necesitamos muestras milagrosas para demostrar que Dios es real, tenemos la tecnología, podemos inundar Barcelona de publicidad acerca de una campaña sobre la esperanza, pero ya no podemos poner las manos sobre un paralítico y que se levante de su silla de ruedas, ya no tenemos autoridad para decirle a un demonio que abandone un cuerpo, no existe el deseo del bautismo del Espíritu Santo. Hemos creído que nuestros métodos son distintos.

El evangelismo no tiene ningún sentido si no va acompañado de una gran dosis del poder del Espíritu Santo, podemos tener la mejor oratoria, el mejor vocabulario, tener las frases más llamativas y pegadizas, ser emotivos, pero sin poder, el mensaje será puro intelectualismo, Jesús se caracterizó por los hechos milagrosos, el libro de Hechos narra conversiones acompañadas de poder divino, los avivamientos que han existido en tiempos recientes se caracterizaban porque habían milagros y sanidades, existían señales de poder, hasta el punto que en Argentina, la seguridad social alquilaba estadios para hacer campañas para ahorrar dinero porque muchos se sanaban y libraban de la carga económica al estado.


Necesitamos buscar del poder de Dios, sin este poder realmente estamos muertos, necesitamos el anhelo de ver milagros poderosos donde Dios sea glorificado. No importa el buen mensaje que traigamos, importa que sea el Espíritu Santo el que lo hable y deje señales de que Él es quien está detrás. ¿Estás preparado para buscar de este poder? Es obligación nuestra hacerlo, no perdamos el tiempo.

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