Salmo 11 - Amor a la justicia


“Pues el Señor es justo; El ama la justicia; los rectos contemplarán su rostro.

En la era de la injusticia entender lo que es verdaderamente la injusticia se convierte en algo realmente complicado. Políticos corruptos que pasan impunemente de sus delitos, maltratadores que quedan libres por falta de pruebas, niñas desaparecidas las cuales se conocen los responsables pero no se puede demostrar y así podríamos seguir y no acabaríamos. Demasiada injusticia en este mundo, demasiada desesperación para aquellos que amamos la justicia, demasiada desigualdad, demasiadas familias desalojadas de sus hogares. Los juzgados se llenan de injusticia, los jueces se sienten atados de pies y manos por leyes que en ocasiones preservan en exceso la presunción de inocencia.

Ante esto, ¿Dónde está Dios? ¿Esta escondido? ¿Se ha olvidado del ser humano? Por supuesto que no “Pues el Señor es justo; Él ama la justicia; los rectos contemplarán su rostro”. Esto es algo complicado de entender, porque si esto es verdad entonces porque hay tanta maldad en este mundo, porque existen tantas injusticias, y la respuesta es porque el centro del universo es Dios y no el ser humano y eso hace que lo importante no sea lo que nos sucede a las personas, sino lo que Dios es. Pero veamos como aún con esta verdad el texto nos afecta.

-       Pues el Señor es justo. Dios posee ciertos atributos que le definen, sin duda uno de ellos es que Dios es justo. No existe injusticia en Él y como escribe John Piper, para que Dios sea justo, debe dedicarse al ciento por ciento, con todo su corazón, alma y fuerzas, a amar y honrar su propia santidad en la manifestación de su gloria.

-       Él ama la justicia. Como Él es justo, no puede hacer otra cosa que amar la justicia. La ama tanto que para que aquellos escogidos pudiesen ser salvados mandó a Jesús para que los justificara. Dios no podía pasar por alto la maldad de sus hijos y por eso “pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas; la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en Él.” Jesús es quien cumplió y satisfizo el amor de Dios por la justicia.

-       Los rectos contemplarán su rostro. No somos rectos por nuestra capacidad de cumplir la ley, somos rectos porque Cristo nos une a Dios y habiendo recibido la fe por medio de su gracia recibimos el mayor regalo que pueda existir, que un día, ya sea que muramos o ya sea que nos llevé en su segunda venida, veremos su rostro, porque Él nos habrá hecho rectos y aceptos al Padre.


AP

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