“Los cielos proclaman la
gloria de Dios, y la expansión anuncia la obra de sus manos. Un día transmite
el mensaje a otro día, y una noche a la otra noche revela sabiduría. No hay mensaje,
no hay palabras; no se oye su voz. Mas por toda la tierra salió su voz, y hasta
los confines del mundo sus palabras. En ellos puso una tienda para el sol, y
éste, como un esposo que sale de su alcoba se regocija cual hombre fuerte al
correr su carrera. De un extremo de los cielos es su salida, y su curso hasta
el otro extremo de ellos; y nada hay que se esconda a su calor.”
Las películas de amor americanas
sobretodo han hecho mucho daño en cuanto a la visión del amor que existe. Han
llegado a idealizar tanto la situación, que todo lo parecido a lo que nos
ofrecen en la realidad no es más que un sueño. Si esto lo han hecho en cuanto a
las historias de amor, exactamente lo mismo ha ocurrido con las rupturas,
personas destrozadas porque el amor de su vida le ha abandonado Junto a esto la
patética escena en que todo recuerda a la persona amada, aquel calcetín en el
suelo, una palabra que le caracterizaba, la canción preferida de cuando estaban
enamorados, etc. Cuantas veces hemos oído la frase “es que todo me recuerda a
ella”. Todo se debe al amor idealizado y falso.
Pero, ¿Es posible que este amor
exista realmente? ¿Será verdad que hay personas que cuando ven algo les
recuerda a otras y cambian su ánimo? Sin ninguna duda, pero no se trata de una
personas física, sino que hay tantas cosas que nos recuerdan a Dios “Los cielos proclaman la gloria de Dios, y
la expansión anuncia la obra de sus manos. Un día transmite el mensaje a otro
día, y una noche a la otra noche revela sabiduría. No hay mensaje, no hay
palabras; no se oye su voz. Mas por toda la tierra salió su voz, y hasta los
confines del mundo sus palabras. En ellos puso una tienda para el sol, y éste,
como un esposo que sale de su alcoba se regocija cual hombre fuerte al correr
su carrera. De un extremo de los cielos es su salida, y su curso hasta el otro
extremo de ellos; y nada hay que se esconda a su calor.”
Todo lo que existe recuerda a
Dios, el mar recuerda a Dios, el cielo recuerda a Dios, los animales recuerdan
a Dios. Si un cuadro de Van Gogh nada más verlo nos recuerda a aquel genio Holandés,
si la quinta sinfonía nada más oírlos los primeros acordes nos recuerda a Beethoven,
si al ver el simbolito de la manzana rápidamente recodamos a Steve Jobs, como
no vamos a reconocer al diseñador y creador de todo lo que existe, cuando
observamos el mar, el cielo, las nubes, los animales, los árboles, etc.
“Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda la
creación. Porque en Él fueron creadas todas las cosas, tanto en los cielos como
en la tierra, visibles o invisibles; ya sean tronos o dominios o poderes o
autoridades; todo ha sido creado por medio de Él y para Él.” Y si esto es
así, también tiene un propósito “Porque
de Él, por Él y para Él son todas las cosas. A Él sea la gloria para siempre.
Amén”. Todo lo que existe nos recuerda a Dios, porque todo fue creado para
darle la gloria a Él. Así que no tenemos motivos para no alabarle, sino que
todo lo que nos rodea debiera llevar a nuestra alma a una alabanza sincera
hacia Dios.
AP
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