“Porque del Señor es el
reino, y Él gobierna las naciones.”
Hoy tenemos día de elecciones
municipales y autonómicas en España, un día, según dicen los especialistas, de
cambio, el día en que el bipartidismo se romperá, en el que PP y PSOE dejarán
de ser los dos únicos partidos con poder e irrumpirán con fuerza en el panorama
político español partidos como Podemos o Ciudadanos que serán claves para
formar gobierno o incluso ganar en alguna ciudad importante. Es la oportunidad
de un cambio, de luchar contra la corrupción de estos últimos años, de que
lleguen personas que puedan hacer bien las cosas y producir un cambio.
Pero todo esto está muy bien, la
opción de votar es algo que se ganó tras muchos años de lucha y de trabajo,
pero hay algo que tenemos que tener bien claro “porque del Señor es el reino, y Él gobierna las naciones.” Es
cierto que los hombres son votados y gobiernan los países, que el pueblo en el
estado democrático es quien escoge a quien quiere que les gobierne, pero por
encima de todo está la historia escrita por Dios, donde Dios es el que
gobierna.
Ante esta realidad, nosotros
solamente podemos clamar por sabiduría para saber escoger a aquellos a quien Dios
por su soberana voluntad hará que gobiernen. “Él es quien cambia los tiempos y las edades; quita reyes y pone reyes;
da sabiduría a los sabios, y conocimiento a los entendidos.” Los hombre votamos pero
Dios es quien pone en nosotros la decisión, todo forma parte de su plan
soberano para las naciones, que culminará en un gobierno perfecto por toda la
eternidad de Jesucristo.
¿Cuál es nuestra misión? Orar. Es
lo único que nos queda “exhorto, pues,
ante todo que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracia
por todos los hombres; por los reyes y por todos los que están en autoridad,
para que podamos vivir una vida tranquila y sosegada con toda piedad y
dignidad.” Necesitamos orar por todos los políticos, por los que nos gustan
y por los que no, para que Dios les ayude a tomar sabias decisiones, para que
se aparten de la corrupción, para que no perjudiquen la libertad religiosa, que
se preocupen por los más necesitados, y sobretodo y más importante, para que
Dios vuelva su corazón a ellos; ya que por encima del gobierno del país está la
salvación de sus almas.
AP
Comentarios
Publicar un comentario