Salmo 7 - Pon tu confianza en Dios


 “Jehová Dios mío, en ti he confiado; Sálvame de todos los que me persiguen, y líbrame, No sea que desgarren mi alma cual león, Y me destrocen sin que haya quien me libre.”

En los primeros días de la Segunda Guerra Mundial los japoneses tomaron prisionero al doctor Theron Rankin, que era misionero Bautista en China. Entonces quedó separado de todos sus seres amados: familiares y amigos, y fue despojado de todas las cosas que eran de su propiedad personal. No tenía esperanzas de que alguien le protegiera, ni siquiera un gobierno amigo del de su país: Los Estados Unidos. Todo lo que podía hacer era confiar en Dios. Muchos meses después un barco neutral sueco, el Chripsholm, llevó al doctor Rankin a su país. Más tarde dijo que cuando no tenía más en quien confiar, sino en Dios, su actitud hacia sus captores japoneses cambió, y desapareció el temor que antes había tenido.

En estos versículos podemos ver que el salmista nos presenta a Dios, un Dios en el cual él tiene total y plena confianza. “Jehová Dios mío, en ti he confiado; Sálvame de todos los que me persiguen, y líbrame, No sea que desgarren mi alma cual león, Y me destrocen sin que haya quien me libre.” David está pasando por problemas y sus enemigos están a su alrededor persiguiéndole y no tiene ninguna manera de librarse de ellos, pero el que es conocedor de que Dios es el que tiene el poder de librar de todo problema, clama a Él para que le salve.

David tiene miedo de sus enemigos y se lo cuanta a Dios, depositando toda su confianza en Él y dejando toda su vida en sus manos para que el haga justicia. Él sabe que no hay nadie en el mundo que puede líbrale de sus enemigos, no hay hombre, estrategia ni nada a su alrededor que pueda salvarle, pero en medio de la dificultad decide confiar en que donde ningún hombre puede hacer nada para Dios es posible.

En la vida siempre nos van a venir problemas y dificultades, ya sea con el dinero, con el trabajo, con la salud y vamos a tener miedo muchas veces pero debemos de ponernos delante de nuestro Señor, mostrarle nuestras preocupaciones y como nos sentimos, igual que hizo David, y confiar en que Dios va ha estar siempre a nuestro lado y que aunque para nuestra mente humana no haya ninguna solución física a nuestros problemas para Dios no hay nada imposible de hacer.


DP

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