Salmo 9 - Contando sus maravillas


“Alabaré al Señor con todo mi corazón. Todas tus maravillas contaré; en ti me alegraré y me regocijaré; cantaré alabanzas a tu nombre, oh Altísimo.

Si pensásemos cada día en todas las cosas que nos ocurren, seguro que podríamos ver más cosas buenas que malas, desde que el sol sale por la mañana sin hacer nada, hasta todo el proceso de respirar que ocurre en nuestro interior es un milagro, no hay nada que ocurra por casualidad, todo tiene un diseñador detrás suyo, igualmente el universo no solo existe por Dios, sino que también se sustenta por Él. Él es el creador y el sustentador divino, pero, ¿Cuál es nuestra parte en todo esto?

Entendiendo esta verdad, solo hay una cosa que podemos hacer, “alabaré al Señor con todo mi corazón. Todas tus maravillas contaré, en ti me alegraré y me regocijaré; cantaré alabanzas a tu nombre, oh Altísimo”. Cuantas personas existen hoy en día que son alabadas por sus inventos, por sus descubrimientos, por sus actos solidarios; entonces encumbramos a estas personas por su bondad y las elevamos casi al título de Santos.

Pero pensemos en nuestra vida, ¿no ha hecho Dios más que cualquier persona? El salmista lo sabía y por eso no podría dejar de alabarle, cuando sus enemigos crecían, Dios le protegía, cuando estaba caído, Dios le levantaba; cuando sufría enfermedad, Dios le sanaba. ¿Acaso hay alguien mayor que nuestro Dios?

Muchas veces limitamos nuestra alabanza y nuestra gratitud a nuestro estado de ánimo. Piensa ahora mismo en tu vida y en todo lo que ha ocurrido en ella, ¿no sientes la necesidad de alabar a Dios con todo tu corazón? ¿No crees que deberías contar a otros las maravillas que Dios ha hecho en ti? ¿No sientes la necesidad de cantar alabanzas al nombre del más grande? Dios merece nuestra alabanza por siempre, y nosotros tenemos motivos más que suficientes para hacerlo y sobre todo para contar a otros las grandes maravillas que Dios ha hecho por y en nosotros.


AP

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