Jueces 11 - Rechazado por los hombres, importante para Dios.

“Jefté el Galaadita era un guerrero valiente, hijo de una ramera. Galaad era el padre de Jefté. Y la mujer de Galaad le dio hijos. Y cuando los hijos de su mujer crecieron, echaron fuera a Jefté, y le dijeron: “No tendrás heredad en la casa de nuestro padre, porque eres hijo de otra mujer.” Jefté huyó de sus hermanos y habitó en la tierra de Tob. Y hombres indignos se juntaron con Jefté y salían con él. Después de cierto tiempo sucedió que los Amonitas pelearon contra Israel. Y cuando los Amonitas pelearon contra Israel, los ancianos de Galaad fueron a traer a Jefté de la tierra de Tob. Y dijeron a Jefté: “Ven y sé nuestro jefe para que peleemos contra los Amonitas.” Entonces Jefté contestó a los ancianos de Galaad: “¿No me odiaron y me echaron de la casa de mi padre? ¿Por qué, pues, han venido a mí ahora cuando están en apuros?” Y los ancianos de Galaad dijeron a Jefté: “Por esta causa hemos vuelto a ti: para que vengas con nosotros y pelees contra los Amonitas y seas jefe sobre todos los habitantes de Galaad.” Jefté respondió a los ancianos de Galaad: “Si me hacen volver para pelear contra los Amonitas y el Señor me los entrega, ¿seré yo el jefe de ustedes?”

 La sociedad en la que vivimos se rige por un orden que los hombres han marcado durante toda la historia y es que depende de tu procedencia y de lo que tengas se tratara a una persona de una manera o de otra. Es muy diferente ser el hijo de una persona rica, que ser hijo de un mileurista, que ser hijo de un mendigo. Para esta sociedad depende cuál es tu cuna y partiendo de ahí se te tratara de una manera o incluso se te rechazara porque no se te considera una persona digna. En la época del pueblo de Israel también era así y es donde encontramos a Jefté.

Se nos dice que Jefté era hijo ilegítimo de su padre u que su madre era prostituta, por lo que sus medios hermanos por parte de Padre no querían que recibiese nada de la herencia de su padre y le deciden echarle y tiene que huir de allí al ser rechazado por su familia. Pero no solamente vemos que fue rechazado por su propia familia si no que los ancianos también participaron de este acto como podemos ver en el versículo.

 Jefté era un hombre esforzado y valiente, un hombre fuerte que no tenía miedo de enfrentarse a nadie, pero aun siendo de esta manera vemos que en ningún momento decide entrar en una pelea con sus hermanos o los ancianos si no que decide irse de allí sin tomar ninguna represalia contra ellos. Y es que, que importante es el saber actuar de la forma correcta, de la forma que Dios quiere que actuemos, dejando de lado el ojo por ojo y sabiendo poner la otra mejilla como enseña el Señor Jesús en Mateo 5:38-48. Pidamos a Dios que nos ayude a ser como Jefté y a cuando nos rechacen o nos ofendan sepamos actuar de la manera correcta.

 Después de eso las cosas se complicaron en Israel y los amonitas se levantaron en guerra y el pueblo de Israel necesitaba un líder que les llevase a la victoria, y el elegido fue Jefté. A pesar de ser rechazado, de haberse tenido que juntar con vagabundos Dios tenía un plan para Jefté y de esta manera se convirtió en Juez de Israel. Aunque el estaba dolido con esas personas, se tragó su orgullo y aceptó el puesto.

Muchas veces nos sentiremos ofendidos por la gente que nos rodea, nos rechazaran por nuestra fe, nos insultaran y se meterán con nosotros, pero los planes de Dios están por encima de cualquier persona y debemos de aprender a no ser orgullosos y saber que los hombres fallan siempre pero que Dios siempre tiene un plan para nuestras vidas. Así que pidamos al Señor que nos ayude en nuestro día a día, en nuestro trabajo o actividades cotidianas a ser luz en medio de esas personas y nos de paciencia y amor.

DP