“Después sintió una
gran sed, y clamando al Señor, dijo: Tú has dado esta gran liberación por mano
de tu siervo, y ahora ¿moriré yo de sed y caeré en manos de los incircuncisos?
Y abrió Dios la cuenca que está en Lehi y salió agua de ella. Cuando bebió,
recobró sus fuerzas y se reanimó. Por eso llamó a aquel lugar En-hacore, el
cual está en Lehi hasta el día de hoy.”
Ahora que llega el verano no hay
nada mejor que un buen vaso de agua fría al llegar a casa de hacer cualquier
cosa. El calor, las altas temperaturas, el sudor, todo esto nos debilita y nos
obliga a hidratarnos y a alimentarnos para recuperar las fuerzas. Y para esto
nada mejor que el agua fría y algo fresco. Esto es realmente importante que lo
hagamos, sino podemos sufrir bajadas de azúcar, de tensión o algún desfallecimiento.
Pero no solo el calor nos hace
tener sed, el trabajo y el esfuerzo físico también nos deja sedientos, tal y
como le pasó a Sansón, “después sintió
una gran sed, y clamando al Señor, dijo: Tú has dado esta gran liberación por
mano de tu siervo, y ahora ¿moriré yo de sed y caeré en manos de los
incircuncisos? Y abrió Dios la cuenca que está en Lehi y salió agua de ella.
Cuando bebió, recobró sus fuerzas y se reanimó. Por eso llamó a aquel lugar
En-hacore, el cual está en Lehi hasta el día de hoy.”
Que importante es la hidratación
y cuantas veces quedamos sedientos en nuestras vidas, cuando el trabajo, el
calor de los problemas, las fuerzas nos fallan y necesitamos hidratarnos. Pero,
¿Qué agua bebemos para hacerlo? ¿A dónde vamos a beber? Tristemente muchas
veces buscamos la fuente en el lugar equivocado, tomamos agua de este mundo la
cual no solo no nos quita la sed, sino que nos da más aún. La televisión, el
ocio, los amigos, la familia, el trabajo, bebemos de tantos sitios que
olvidamos que hay un agua mejor “respondió
Jesús y le dijo: Todo el que beba de esta agua volverá a tener sed. Pero el que
beba del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le
daré se convertirá en él en una fuente de agua que brota para vida eterna.” ¡Esto
sí que es agua fresca!
Es una pena que ofreciéndonos Jesús
algo tan grande nos conformemos con tan poco, que teniendo agua que sacia, nos
conformemos con agua de baja calidad, que sacia durante un poco de tiempo pero
que pronto desaparece. Hoy Dios nos ofrece un agua que sacia de verdad, agua
divina, busca a Dios, ora, lee la Biblia, habla con Dios, vacía tu depósito de
agua del mundo y pide a Dios que te dé una fuente de agua viva, que te
refresque en los problemas, que te hidrate después de un día de trabajo. ¿Hay
algo mejor que esto?
AP
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