Jueces 16 - Decisiones desafortunadas


"Sansón invocó al Señor y dijo: Señor Dios, te ruego que te acuerdes de mí, y te suplico que me des fuerzas sólo esta vez, oh Dios, para vengarme ahora de los filisteos por mis dos ojos. Y Sansón asió las dos columnas del medio sobre las que el edificio descansaba y se apoyó contra ellas, con su mano derecha sobre una y con su mano izquierda sobre la otra. Y dijo Sansón: ¡Muera yo con los filisteos! Y se inclinó con todas sus fuerzas y el edificio se derrumbó sobre los príncipes y sobre todo el pueblo que estaba en él. Así que los que mató al morir fueron más que los que había matado durante su vida."

La vida nos trae cada día oportunidades de tomar decisiones, desde escoger la ropa que nos pondremos o que comeremos durante el día hasta decidir cosas de mayor peso como un cambio de trabajo, un traslado de casa o ir a vivir a un país extranjero. Sea importante o trivial las decisiones que tomamos impactan en nuestra vida. Que maravilloso es tomar buenas decisiones y que trágico es tomar decisiones equivocadas.

Que le pregunten a Sansón acerca de tomar decisiones equivocadas, sucumbe ante los encantos de una extranjera y esta decisión será el principio del fin de él. Le cuenta la raíz de su fuerza y acaba sin pelo, con los ojos arrancados y en medio de un circo donde él es el centro de las risas y las burlas. Entonces "Sansón invocó al Señor y dijo: Señor Dios, te ruego que te acuerdes de mí, y te suplico que me des fuerzas sólo esta vez, oh Dios, para vengarme ahora de los filisteos por mis dos ojos. Y Sansón asió las dos columnas del medio sobre las que el edificio descansaba y se apoyó contra ellas, con su mano derecha sobre una y con su mano izquierda sobre la otra. Y dijo Sansón: ¡Muera yo con los filisteos! Y se inclinó con todas sus fuerzas y el edificio se derrumbó sobre los príncipes y sobre todo el pueblo que estaba en él. Así que los que mató al morir fueron más que los que había matado durante su vida."

Una mala decisión acabo con este hombre, su mala decisión le llevó a ser el centro de las risas de sus enemigos pero sin duda finalmente tomo la mejor decisión, clamó a aquel "que saca del hoyo nuestra vida" y solucionó el problema, aquello que Sansón habla perdido por su desobediencia Dios se lo devolvió por misericordia.

La verdad es que la fuerza de Sansón no radicaba en su larga cabellera, su poder venia de la obediencia, de la sumisión a Dios, creer o decir otra cosa sería caer en la superstición, la muestra está en que la fuerza volvió pero no así su pelo. ¿No es esto maravilloso? Aun hoy en día cuando desobedecemos a Dios él sigue teniendo misericordia y sigue perdonándonos. ¿Has desobedecido? Clama a Dios, su perdón es abundante y su misericordia para siempre. ¿Habrá alguien que pueda igualar a nuestro Dios?

AP




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