Jueces 18 - Pecado genera pecado


“Y los cinco hombres que fueron a reconocer la tierra subieron y entraron allí, y tomaron la imagen tallada, el efod, los ídolos domésticos y la imagen de fundición, mientras el sacerdote estaba junto a la entrada de la puerta con los seiscientos hombres con armas de guerra… …Y los hijos de Dan levantaron para si la imagen tallada; y Jonatán, hijo de Gersón, hijo de Manasés, y sus hijos fueron sacerdotes para la tribu de los danitas.”

Todos hemos visto alguna película o serie de televisión donde uno de los protagonistas ha tenido que mentir, o hacer algo inadecuado y que va a producir más mentiras y más cosas inadecuadas solamente para cubrir su mentira inicial, ya que si no sigue mintiendo su coartada se verá deshecha y recibirá el castigo. Pero esto no es algo que solo suceda en la ficción, la realidad en más de una ocasión seguro que nos ha tenido que llevar a seguir haciendo algo indebido solamente para cubrir nuestro primer pecado. Y es que la realidad es que el pecado genera pecado.

Que se lo digan a estos hombres de la tribu de Dan, iban buscando un lugar donde asentarse, una ciudad donde habitar y se encuentran con la casa donde vivía Micaía y se produce el encuentro “y los cinco hombres que fueron a reconocer la tierra subieron y entraron allí, y tomaron la imagen tallada, el efod, los ídolos domésticos y la imagen de fundición, mientras el sacerdote estaba junto a la entrada de la puerta con seiscientos hombres con armas de guerra… …y los hijos de Dan levantaron para si la imagen tallada; y Jonatán, hijo de Gersón, hijo de Manasés, y sus hijos fueron sacerdotes para la tribu de los danitas.” Robaron ídolos y construyeron ídolos, cayeron en una espiral de pecado que les alejaba de Dios.

Qué fácil es que esto nos suceda a nosotros, es tan sibilino, tan sencillo, el pecado siempre producirá pecado, el pecado nos intentará arrastrar para que aquello que está mal, lo veamos como bien, para que aquello que ofende a Dios creamos que es correcto, para que como estos hombres hicieron una vez levantemos algunos ídolos, sigamos levantando más y más. El pecado genera pecado, el pecado produce alejamiento de Dios.

Así es, el pecado son como dos cuerdas las cuales están atadas en un nudo, y está pegada la una a la otra, un pecado produce una pequeña separación al lado del nudo, otro pecado vuelve a producir otra pequeña separación, y esas pequeñas separaciones sin importancia, cuando miramos el final de la cuerda, lo que al principio era una simple separación se convierte en un abismo, un abismo que solo acercarlos y hacer un nuevo nudo puede solucionar. Esto es ponerse a bien con Dios, una vez nuestro pecado poro a poco se ha ocupado de separarnos de Él, toca volver a acercar nuestra cuerda a la cuerda de Dios, arrepentirnos y volver a hacer un nudo junto a Dios en nuestra vida.

¿Estás muy alejado de Dios? ¿El pecado ha abierto un abismo entre Dios y tú? No es difícil que esto suceda, la relación se pierde tan fácilmente, nos dejamos llevar por nuestros propios deseos y placeres que nos dejan alejados de nuestro Padre. Pero hay una solución, arrepiéntete, arregla la situación con tu creador, vuelve a juntarte con Él y el pecado que genera pecado se convertirá en Santidad que genera santidad, no por ti, sino porque la santidad de Dios te llevará a buscar santidad.


AP

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