“Y eran para probar a
Israel, para ver si obedecían los mandamientos que el Señor había ordenado a
sus padres por medio de Moisés.”
Un
hombre encontró un capullo de una mariposa y se lo llevó a casa para poder
ver a la mariposa cuando saliera del capullo. Un día vio que había un
pequeño orificio y entonces se sentó a observar por varias horas, viendo
que la mariposa luchaba por abrirlo más grande y poder salir. El
hombre vio que forcejeaba duramente para poder pasar su cuerpo a través del
pequeño agujero, hasta que llegó un momento en el que pareció haber cesado
de forcejear, pues aparentemente no progresaba en su intento. Pareció
que se había atascado. Entonces el hombre, en su bondad, decidió ayudar
a la mariposa y con una pequeña tijera cortó al lado del agujero para hacerlo
más grande y ahí fue que por fin la mariposa pudo salir del capullo. Sin
embargo al salir la mariposa tenía el cuerpo muy hinchado y unas alas pequeñas
y dobladas. El hombre continuó observando, pues esperaba que en
cualquier instante las alas se desdoblarían y crecerían lo suficiente
para soportar al cuerpo, el cual se contraería al reducir lo hinchado
que estaba. Ninguna de las dos situaciones sucedieron y la mariposa
solamente podía arrastrarse en círculos con su cuerpecito hinchado y sus
alas dobladas…Nunca pudo llegar a volar.
Esta
mariposa no llegó a cumplir su propósito, la ayuda no le fue para bien, sino
todo lo contrario, le perjudicó. Israel tenía que estar preparado, y Dios
también les preparó un capullo donde estar “Y
eran para probar a Israel, para ver si obedecían los mandamientos que el Señor
había ordenado a sus padres por medio de Moisés… …Y los hijos de Israel
hicieron lo malo ante los ojos del Señor, y olvidaron al Señor su Dios, y
sirvieron a los baales y a las imágenes de Asera.” Y al igual que la
mariposa, recibieron ayuda externa que le llevó a la perdición y a la desobediencia
a Dios.
Israel
tenía una gran oportunidad, Dios quiso probar su fidelidad, les examinó, quiso
ver si ellos habían entendido su propósito y como llegar a él, y fallaron,
además estrepitosamente, tenían que salir del capullo por medio de la
obediencia, en cambio buscaron ayuda externa y los convirtieron en inútiles espirituales.
Debían confiar en Dios y cumplir sus leyes, pero ellos decidieron seguir sus
propios caminos y buscar sus propias maneras. Fallaron la prueba, suspendieron
el examen.
¿Puede
Dios probar a los suyos? Por supuesto que sí, no solo puede, sino que lo hace y
lo hace para nuestro propio bien. “Es
necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios.” Las
pruebas son parte del proceso de santificación. Nos afirman en Dios, nos
acercan a Él, por eso las pruebas no debieran ser motivo de tristeza, sino “tened por sumo gozo, hermanos míos, el que
os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce
paciencia, y que la paciencia tenga su perfecto resultado para ser perfectos y
completos, sin que os falte nada.” ¿No es esto increíble? Debiéramos dar
gracias por las pruebas porque nos afianzan en Cristo. “Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones,
sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia carácter probado;
y el carácter probado esperanza; y la esperanza no desilusiona, porque el amor
de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo
que nos fue dado.” Estás pasando por pruebas, no es más que parte de la
santificación de Dios para tu vida, no temas, afírmate en Dios, y Él hará. Como
la mariposa necesitamos las pruebas para hacernos fuertes y crecer en santidad
y comunión divina.
AP
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