“Y el Señor dijo a
Gedeón: El pueblo que está contigo es demasiado numeroso para que yo entregue a
Madián en sus manos; no sea que Israel se vuelva orgulloso, diciendo: ‘Mi
propia fuerza me ha librado’.”
No hay nada más satisfactorio
para una persona que una buena victoria, ya sea en una guerra, en una
competición deportiva, en una discusión o en una simple partida a un
videojuego. Necesitamos competir, nuestra naturaleza nos impulsa a ser mejor
que el que tenemos al lado, a intentar superarle incluso en ocasiones, si fuese
necesario de manera ilegítima. Nuestro orgullo necesita se alimentado y saciado
y la forma más rápida de hacerlo es sin duda la de superar a los demás.
Israel tenía una batalla ante
ellos, los madianitas eran sus rivales y Dios les iba a dar la victoria, pero
no de la manera que Israel quería sino de la manera que Dios quería: “Y el Señor dijo a Gedeón: El pueblo que
está contigo es demasiado numeroso para que yo entregue a Madián en sus manos,
no sea que Israel se vuelva orgulloso, diciendo: ‘Mi propia fuerza me ha
librado.’
¡Cuántas veces no estaremos
nosotros en la misma situación! Estamos en una prueba, luchamos, peleamos y
parece que no avanzamos, que no logramos nada, que el problema cada vez crece más.
Dios tenía la victoria para Israel, pero no de manera humana, la victoria sería
del Señor y a la manera del Señor, no con fuerza humana, sino con fuerza
divina, no para el nombre de Israel, sino para el nombre del Señor.
Deja de luchar con tus fuerzas y
lucha con las fuerzas de Dios, deja de pelear tú la batalla y permite que Dios
tome las riendas, ¿Acaso no es Dios todo poderoso? ¿Acaso no podrá Dios dar a
victoria a los suyos? ¡Por supuesto que sí! Necesitamos tener nuestra confianza
en Él, no sea que nos enorgullezcamos. Todo lo que ocurre es para que dios
reciba la gloria, ¿no hará esto que todo salga bien? Confía en Dios, no temas
en tu situación, él te dará la victoria por amor y para la gloria de su Nombre.
AP
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