“Sed hacedores de la
palabra y no solamente oidores que se engañan a si mismo.”
Dice el refranero español muy
sabiamente, no hay mayor ciego que el que no quiere ver y cuanta realidad hay
en esa frase. En realidad todos hemos vivido esta situación, en algún momento
alguien nos ha dicho, cuidado con tal persona, esta chica o chico no te
convienen aléjate de él, estas amistades te llevarán por mal camino y nosotros
también lo sabemos, pero simplemente nos hacemos los locos y seguimos hasta que
fracasamos y después lloramos. ¡Que peligroso es el autoengaño! Y cuantas veces
caemos en él.
Pero si nos auto engañamos en
nuestra vida cuanto más no puede llegar a ocurrirnos esto en el ambiente
espiritual. ¡Qué fácil es que pensemos que la cosa va bien cuando no es así! “Sed hacedores de la palabra y no solamente
oidores que se engañan a sí mismo.” El autoengaño de oir y creer que esto
es suficiente. Hay predicadores que hablan y ofrecen tranquilidad, que nos
llegan a hacernos sentir bien, pero cuidado con esto, solamente oír no salva.
Vamos a ver algunos autoengaños
los cuales pueden hacernos creer que todo está bien.
-
Una buena
doctrina. La doctrina es básica, esencial, pero el hecho de conocer todos
los misterios de Dios, de ser capaz de explicar toda doctrina no es suficiente
para ser salvo. “los demonios creen y
tiemblan”, este versículo debiera llevarnos a la reflexión, el hecho de
tener conocimiento no ofrece salvación, debe ir acompañado de pruebas que
apoyen esta creencia.
-
El servicio.
Podemos pasar una vida entera sirviendo a Dios y que no nuestra alma sea salva.
“No todo el que me dice: Señor, Señor,
entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que
está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no
profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu
nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Jamás os conocí;
apartaos de mí, los que practicáis la iniquidad.” Muchos activistas creerán
que su vida es salva por todo lo que hacen, pero no siguiendo la voluntad
divina, sino la voluntad propia y esto les llevará al infierno.
-
Ser una
buena persona. Si tener una buena doctrina no trae la salvación, hacer
buenas obras tampoco lo hace. Por supuesto que hacer buenas obras es un síntoma
de que somos cristianos, pero no es la verdadera evidencia.
La regeneración es la evidencia, el nuevo nacimiento el
hecho que nos da salvación, la gracia la que nos escogió, y nuestra misión,
escuchar la palabra y hacerla, no según nuestra voluntad sino según la voluntad
de Dios.
AP
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