“Pero si alguno de
vosotros se ve falto de sabiduría, que la pida a Dios, el cual da a todos
abundantemente y sin reproche, y le será dada. Pero que pida con fe, sin dudar;
porque el que duda es semejante a la ola del mar impulsada por el viento y
echada de una parte a otra.”
Si hiciésemos una encuesta dentro
de las iglesias sobre algo que le pedirían a Dios si supiesen que la respuesta
sería inmediata, estoy prácticamente convencido que la gran mayoría de cosas
serían cosas de este mundo con motivaciones egoístas, la solución de un
problema económico, la sanidad de una amigo o familiar, el trabajo de ensueño,
unas vacaciones en un buen lugar paradisiaco, dinero para no tener que trabajar
y dedicarse a servir a Dios, todo esto esta genial, pero digo que son
motivaciones egoístas porque ninguna de ellas tendría la finalidad de
glorificar a Dios, sino simplemente de hacer la vida más fácil o quizá cumplir
las expectativas y saciar la necesidad de autosatisfacción.
El texto de hoy viene referido
directamente de los versos anteriores, donde las pruebas producen la paciencia
que nos perfecciona y con esta perspectiva podemos decir “pero si alguno de vosotros se ve falto de sabiduría, que la pida a
Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. Pero
que pida con fe, sin dudar; porque el que duda es semejante a la ola del mar
impulsada por el viento y echada de una parte a otra.” Resumiendo, el que está
en pruebas y no es capaz de ver que son para su perfeccionamiento necesita
pedir sabiduría.
Es muy fácil pedir, lo difícil es
pedir con fe, sin dudar, esto es lo realmente complicado. Imagina que recibes
un sms de un desconocido diciéndote que te ha ingresado una gran suma de dinero
en la cuenta bancaria, lo primero que haríamos todos es mirar la cuenta por
internet y asegurarnos que esta todo correcto. Pero la cosa cambiaría mucho si
quien nos lo manda es nuestro padre o nuestra madre y al final del sms nos dice
la frase “para que lo disfrutes, un beso.” Aquí no hay duda, no necesitamos
mirar la cuenta, el dinero está ahí.
Pedir con fe es pedir sin estar
comprobando cada día si se ha recibido, por eso nos dice de pedir sabiduría,
porque el sabio tiene su confianza tiene sabiduría en Dios, porque “el principio de la sabiduría es el temor a
Dios.” Es decir aquel que teme a Dios es sabio y esto no significa nada más
que realmente conoce a Dios, sabe cómo es Él, sabe que da en abundancia y no
necesita estar comprobando que el dinero está en la cuenta. ¿Quieres pedir
algo? Pide sabiduría, ruega por temor de Dios pero hazlo con fe, no dudes, Dios
es un padre que da abundantemente, ¿hay motivos para dudar?
AP
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