“Porque cualquiera que
guarda toda la ley, pero tropieza en un punto, se ha hecho culpable de todos. Pues
el que dijo: No cometas adulterio, también dijo: no mates. Ahora bien, si tú no
cometes adulterio, pero matas te has convertido en transgresor de la ley. Así
hablad y así proceded, como los que han de ser juzgados por la ley de la
libertad.”
En España cada delito conlleva
una sanción, no es lo mismo matar a una persona que robar un banco, es más no
sería lo mismo robar en una tienda y llevarte mil euros que robar a alguien por
la calle y llevarte cien. El hecho es el mismo, ambos serían ladrones, pero
legalmente sus consecuencias son bien distintas, la condena que conllevaría uno
u otro, su castigo variará en gran diferencia. Cada delito es distinto, la
legislación marca y hace una escala de delitos y castigos, ya que el asesino no
recibirá la misma condena que el ladrón. Esta es la mentalidad humana.
Pero que diferentes es la mentalidad
de Dios “porque cualquiera que guarda
toda la ley, pero tropieza en un punto, se ha hecho culpable de todos. Pues el
que dijo: No cometas adulterio, también dijo: no mates. Ahora bien, si tú no
cometes adulterio, pero matas te has convertido en transgresor de la ley. Así
hablad y así proceded, como los que han de ser juzgados por la ley de la
libertad.” En la mente de Dios no existen diferentes baremos, el que mata
infringe la ley y es culpable de toda la ley, y el que miente recibe el mismo
castigo. Es cierto que las consecuencias visibles son distintas, pero en ambos
casos la línea que marca la justicia de Dios se ha sobrepasado y ambos
recibirán el mismo castigo, la misma condena, el infierno.
Y esta es la realidad, ningún
hombre en la historia, no ha existido nadie que haya sido capaz de cumplir la
ley y bajo este prisma todos son culpables y transgresores y merecen ser
castigados y condenados. Sí, tal y como lees tú mereces ser condenado porque
has transgredido la ley de Dios, “todos
se desviaron, a una se hicieron inútiles. No hay quien haga lo bueno, no hay
siquiera uno.” Esta es nuestra realidad.
Con este prisma, con esta óptica
nos encontramos que solo la misericordia de Dios es suficiente para librarnos
de nuestra condenación, y si Dios tiene misericordia ¿no la tendremos nosotros
también? ¿Seguiremos juzgando a los demás siendo también transgresores? ¿Haremos
escalas de pecados? De ninguna manera. Sino que basándonos en la ley de la
libertad viviremos siendo misericordiosos con los demás de igual manera que
Dios ha sido misericordioso con nosotros. Porque mayor es la misericordia que
el juicio, ¿no hemos experimentado nosotros eso?
AP
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