Salmo 33 – Soberano


“Por la palabra del Señor fueron hechos los cielos, y todo su ejército por el aliento de su boca. Él junta las aguas del mar como un montón; pone en almacenos los abismos. Tema al Señor toda la tierra; tiemblen en su presencia todos los habitantes del mundo. Porque él habló, y fue hecho; Él mandó, y todo se confirmó. El Señor hace nulo el consejo de las naciones; frustra los designios de los pueblos… …El Señor mira desde los cielos; Él ve a todos los hijos de los hombres. Desde el lugar de su morada Él observa a todos los habitantes; Él, que modela el corazón de cada uno de ellos; Él, que toda la obra de ellos entiende.”

Hay atributos de Dios que a los seres humanos nos encantan, nos gusta decir que Dios es todopoderoso, nos gusta decir que Dios es amor, que Dios es perfecto, que Dios es fiel, que Dios es misericordioso. En cambio hay otros que no nos gustan tanto, su santidad por ejemplo, porque al compararnos con su santidad nos vemos sucios, su justicia, ya que es la que nos muestra que merecemos ir al infierno. Pero hay uno de sus atributos que el ser humano odia, que lo rechaza por completo, ya que si es cierto entonces el hombre y la mujer deja de ser sus propios dueños, dejan de poder decidir y quedan a la merced de Dios, sin ninguna duda hablamos de la soberanía de Dios.

No se conoce quien escribió este salmo, pero hay algo que queda patente, quien lo escribió conocía a Dios, solo de esta manera puede llegar a escribir y plasmar estas palabras. “Por la palabra del Señor fueron hechos los cielos, y todo su ejército por el aliento de su boca. Él junta las aguas del mar como un montón; pone en almacenes los abismos. Tema al Señor toda la tierra; también en su presencia todos los habitantes del mundo. Porque Él habló; y fue hecho; Él mandó, y todo se confirmó. El Señor hace nulo el consejo de las naciones; frustra los designios de los pueblos… …El Señor mira desde los cielos; Él ve a todos los hijos de los hombres. Desde el lugar de su morada Él observa a todos los habitantes; Él, que modela el corazón de cada uno de ellos; Él, que toda la obra de ellos entiende.” En otras palabras todo lo que existe depende y se sostiene en Dios, todo lo que ocurre, ocurre porque Dios quiere que ocurra.

La soberanía de Dios es Dios haciendo lo que quiere, como quiere, cuando quiere, de la manera que quiere y con quien quiere. Absolutamente todo está a merced de Dios, desde la decisión más pequeña como elegir la camiseta que te pondrás hoy, hasta los acuerdos políticos internacionales más importantes están comandados por Dios. Nada se escapa a su soberanía, incluso los pelos que caen de nuestra cabeza están permitidos por Él. Este es un Dios soberano.

La historia de la humanidad está escrita del puño de Dios, el permitió las revoluciones, las dictaduras, todo lo que existe, y ¿podrá alguien recriminarle algo? ¡Nunca! ¿Acaso no sabe Dios lo que es mejor? Todo entra en el plan perfecto de que Dios reciba su gloria. Ningún ser humano debiera recriminarle nada a Dios, sino todo lo contrario, temblar ante un Dios el cual es ofendido cada día de la historia, ante un Dios que con una palabra podría destruir el universo y sigue siendo paciente y misericordioso.

El ser humano odia que le marquen el camino a seguir, nos gusta pensar que somos dueños de nuestras vidas, que nosotros somos quienes decidimos nuestro porvenir, pero esto solo es una mentira que nos hemos dicho y creído, solamente Dios es quien ordena y se cumple, todo lo que ocurre está dentro de su voluntad. Esta es la perfecta soberanía de Dios y lo mejor que nos ha podido pasar.


AP

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