“Mas la salvación de los justos proviene del Señor; Él es su fortaleza en
el tiempo de la angustia.”
Hace algo más de un año hubo un
acontecimiento que trastocó y trastornó los cimientos de mi familia. Uno de mis
tíos mientras trabajaba calló de unos diez metros de altura, cuando llegaron
las ambulancias su estado era más que grave. Durante varias semanas estuvo en
coma, con su vida en juego, Dios quiso preservarla y hoy en día aunque con
algunas secuelas de este accidente, él es fruto del poder salvador de Dios.
Pero si esto es increíble, no por menos espectacular, es la actitud de mi tía,
en todo este doloroso proceso, donde por supuesto ha habido lágrimas y dolor,
muchos dolor, por todo lo sucedido, su actitud ha sido envidiable, siempre se
ha sostenido en Jesús, da igual como fuesen las noticias, da igual como viniera
la situación, sus cara, su expresión corporal, sus palabras, absolutamente todo
decía, yo confío en Jesús.
Esto que mi tía ha vivido y
experimentado, no es algo que cualquier persona pueda experimentar, solo
aquellos que han sido justificados por Cristo puede tener paz y ser fuertes en
los momentos de gran dificultad. David veía como sus enemigos progresaban, como
todo parecía irles bien, pero finalmente entiende el proceder de Dios “mas la salvación de los justos proviene
del Señor; Él es su fortaleza en el tiempo de la angustia.” La salvación no
ofrece eximirnos de problemas y momentos de angustia pero si ofrece un lugar
donde resguardarnos, Cristo.
Cristo es el mejor refugio que
puedas encontrar, la fortaleza para sonreír cuando no hay motivos, el aliento
para no desfallecer en la carrera, el ánimo de saber que la situación no
perdurará eternamente. Incluso cuando aquellos que hacen el mal parece que
prosperan, Cristo da la paciencia y provee confianza para esperar en Él y en
sus promesas, para saber que con Él estamos seguros. El noventa por ciento de
los miedos que el ser humano tiene se producen en su cabeza y nunca llega a
ocurrir, Cristo es quien hace que esos miedos desaparezcan o estén controlados.
¿Sientes que la situación te
supera? Aférrate a Cristo. ¿Crees que tu mundo se hunde? Haz de Cristo tu
fortaleza. ¿Estás sufriendo? Cógete a las manos de Jesús y deja que te cure las
heridas. ¿Estás sobrecargado? Ve a Cristo y descansa. No existe mejor solución
que Jesús, no pierdas más el tiempo acógete a Él, la salvación únicamente proviene
del Señor. Los problemas vendrán, parecerá que nos superan, pero nuestra
fortaleza es Cristo, ¿Hay algo de lo que temer?
AP
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