Salmo 38 – Soledad en la adversidad


“No me abandones, oh Señor; Dios mío, no estés lejos de mí. Apresúrate a socorrerme, oh Señor, salvación mía.”

Es este mundo en que vivimos una de las situaciones que más puede temer una persona es la soledad, la llamada era de las comunicaciones, donde todos podemos estar conectados con todos, redes sociales, mensajería instantánea, correo electrónico, teléfonos móviles, cosas que facilitan la comunicación producen en realidad personas solitarias escondidas detrás de una pantalla. Estudios tras varios años han demostrado que la principal causa de depresión, ansiedad, suicidio, alcoholismo, ludopatía, etc. vienen causados por la soledad. Por supuesto esto se acrecienta cuando además de la soledad la persona se enfrenta a un serio problema donde una palabra en una pantalla no puede suplir un abrazo, un beso o el calor humano. Aunque pueda parecer cierto, la realidad nos demuestra que un emoticono no puede suplir  a una persona.

David escribe este salmo 38 en medio de una gran soledad, no era causada por las redes sociales ni por la tecnología, pero sentía que a causa de su pecado su situación, por segundos se convertía en más y más dramática, más y más difícil, había perdido cualquier ayuda y apoyo de quienes le rodeaban, se sentía ahogado y fue a aquel que siempre es fiel “no me abandones, oh Señor; Dios mío, no estés lejos de mí. Apresúrate a socorrerme, oh Señor, salvación mía.” La soledad con los hombres puede existir, incluso puede llegar a ser algo alarmante, pero si conoces a Dios entonces ya no hay soledad que pueda afectarte.

Pasar por momentos difíciles en la vida es algo normal, todos los sufrimos, Jesús mismo lo avanzó “Estas cosas os he hablado para que tengáis paz. En el mundo tenéis tribulación; pero confiad, yo he vencido al mundo.” Los problemas vienen, nuestro pecado acarrea consecuencias, nos sentiremos solos, abandonados, incluso en algunos casos desaparecerá las ganas por vivir, pero hay alguien que no nos abandonará, Dios; porque aunque “Seamos infieles, Él permanece fiel”.

¿Te sientes solo? ¿Crees que tu familia, amigos, compañeros, te han abandonado? ¿Piensas que tu vida no tiene ningún sentido? Entonces llama a aquel que es fiel, pide a aquel que es tu salvación que alargue su mano y te saque del hoyo en el que estás metido, reconcíliate con Dios, arrepiéntete de tu falta de confianza y de tu infidelidad. Dios es un Dios de amor, dispuesto a amar a aquellos que no lo merecemos. Aunque la soledad te tenga dominado, Dios te dará la compañía que necesitas, las fuerzas para continuar. Recuerda que Dios no te dejará ni abandonará. Clama a Él y te sostendrá y restaurará.

AP

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