"¿Porque te abates, alma mía, y por qué te turbas dentro de mí?
Espera en Dios, pues he de alabarle otra vez ¡Él es la salvación de mi ser y mi
Dios!"
Actualmente la depresión es
sin duda la enfermedad de moda, la enfermedad con la que nos hemos acostumbrado
a estar rodeados. Estudios recientes hablan que entre un 8% y un 15% de las
personas pasarán por una depresión en algún momento de su vida. En el mundo,
hoy en día es una de las tres primeras causas de incapacidad en el mundo, pero
la Organización Mundial de la Salud, estima que para el año 2030 será la
primera causa de incapacidad mundial. Si hablamos de España, mientras los
hombres tienen un riesgo de un 8.9% de posibilidades de sufrir depresión la
cifra se duplica si hablamos de mujeres yéndose al 16.5%. En el año 2013 se
registraron 1.868.173 personas que sufrieron esta enfermedad, y los factores
que apuntan a esta realidad son el incremento de la edad media de la población,
el nivel de estrés y el aumento de sustancias tóxicas y fármacos.
Ante esta realidad palpable
han surgido los que parecen los salvadores, los psicólogos, los cuales por
medio de más fármacos se encargaran de atontarnos con relajantes y
antidepresivos que nos inhibirán de la realidad y nos quitarán el sentimiento
depresivo. No hallarán una solución a nuestro problema, no buscarán curar
nuestra alma, sin embargo conseguirán dejarnos atontados con medicamentos y desinhibidos
de la realidad. El salmista está pasando por una depresión, se sentía solo y
abandonado, pero no fue a buscar ningún psicólogo, ni terapias de grupo ni
productos naturales, le habló a su alma y le dijo lo que tantas veces había
leído en la Biblia de aquel tiempo "¿Por qué te abates, alma mía, y por
qué te turbas dentro de mí? Espera en
Dios, pues he de alabarle otra vez ¡Él es la salvación de mi ser y mi
Dios!"
Hay tantos cristianos
deprimidos, que no pueden dormir, que son incapaces de vivir en felicidad y que
acuden a la medicación que ya parece normal. No muchos años antes cuando
alguien no podía dormir entendía que era una llamada de Dios para buscarle, hoy
si alguien no puede dormir es el momento de tomar una pastillita que arregle el
problema. Hemos cambiado a Dios por los medicamentos, hemos cambiado la Biblia
por la televisión la cual nos enseña el camino fácil, la psicología como
remedio a nuestras almas, pero el salmista sabía que la solución era la
alabanza a Dios.
Hoy sigue siendo la mejor
solución a cualquier depresión, porque cuando alabamos a Dios nuestra alma se
apega, admiramos su grandeza, su majestad, su santidad, su justicia y todo lo
demás se queda pequeño ante un Dios tan grande. La Biblia es básica, recordarla
y guardarla en nuestro corazón hablársela a nuestra alma cuando esta abatida es
la mejor medicina ante la depresión de este mundo "Este libro de la ley no
se apartará de tu boca, sino que meditarás en él día y noche, para que cuides
de hacer todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu
camino y tendrás éxito". Esta es la mejor medicina ante la depresión,
recordar las promesas de Dios, alabarle y mirarle a Él traerán la felicidad a
nuestra vida. Dejemos de cambiar a Dios por las pastillas, Dios ofrece gozo, la
medicación atontamiento. ¿Qué escogerás tú?
AP
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