“Y sobre todo, hermanos míos, no juréis, ni por el cielo, ni por la
tierra, ni con ningún otro juramento; antes bien, sea vuestro si, si, y vuestro
no, no, para que no caigáis bajo juicio.”
La confianza es de las cosas más difíciles
de ganar y más fácil de perder, se necesitan muchos años de relación para poder
confiar en alguien, pero solo un momento de traición para que la confianza
ganada se deshaga como el hielo bajo los rayos del sol, rápidamente y no
quedando nada, sin oportunidad de volver a crearse. Que importante es la
confianza, en muchos casos es la clave del éxito, en otros puede ser cuestión
de vida o muerte, hay ocasiones que confiar en otra persona puede librarnos de
serios problemas.
Existe una imagen típica y unas
palabras que suelen pronunciarse en los juicios y suele ser “juras decir toda
la verdad y solamente la verdad” a lo que el testigo debe contestar “lo juro.
Esto parece entrar en contradicción con estas palabras de Santiago “y sobre todo, hermanos míos, no juréis, ni
por el cielo, ni por la tierra, ni con ningún otro juramento; antes bien, sea
vuestro si, si, y vuestro no, no, para que no caigáis bajo juicio.” ¿Existe
alguna contradicción en esto? Claramente no.
Muchos para evitar jurar han
optado por prometer, pero la realidad es la misma, no debiéramos jurar o no debiéramos
prometer, pero, ¿siempre? No, hay ocasiones en que si podemos jurar, puedo
jurar que hoy he ido a trabajar, puedo jurar que he cogido el bus, puedo jurar
que me he levantado de la cama, pero no puedo jurar que mañana lo haré. ¿Queda
clara la diferencia? Puedo jurar por aquellas cosas que ya han ocurrido, pero
no me puedo comprometer y jurar por algo que no se si seré capaz de hacer. Por
eso puedo jurar en un juicio, porque diré algo que pasó y que vi.
Pero la realidad es que todo esto
apunta a la confianza, cuando Santiago nos invita a no jurar, sino a que
nuestras respuestas sean sí o no, habla de cuanto pueden confiar en mí los
demás. Nunca le pediría a mi mujer que me jurara algo, confío en ella y sé que
no me fallará, pero si tuviese un piso y lo vendiera a un extraño sí que le
haría jurar por medio de un contrato que me va a pagar lo que vale. Este es el
punto, cuando confiamos en alguien un sí o un no es suficiente. ¿Qué confianza
tienen los que te rodean en tu palabra? ¿Eres una persona que dice la verdad o
por el contrario nadie confía en ti? ¿Tienes que jurar que harás algo porque no
sueles cumplir? Es una pena que un cristiano tenga que jurar porque los demás
no pueden confiar en su palabra. Que el Señor nos ayude a que nuestras palabras
sean firmes y sin vacilación, que cuando digamos si, sea si, que cuando digamos
no, sea no, y que creemos confianza, ¿porque acaso no es esto ser ejemplo de lo
que Cristo fue?
AP
Amén justo me fue de ayuda porque deje mi trabajo por distintos problemas mal pago; no me daban para el boleto de colectivos. Y dije que no seguiría.y me llaman para que vuelva.
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