Efesios 1:7-14 - Propiedad de Dios

“En El también vosotros, después de escuchar el mensaje de la verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído, fuisteis sellados en El con el Espíritu Santo de la promesa, que nos es dado como garantía de nuestra herencia, con miras a la redención de la posesión adquirida de Dios, para alabanza de su gloria.”

Hoy en día los símbolos están a la orden del día, las marcas han sabido vendernos sus símbolos, sus logotipos y rápidamente podemos asociar una imagen a un nombre. Ver un cocodrilo verde con la boca abierta trae a nuestra mente la palabra lacoste, la silueta de un murciélago en un ovalo amarillo nos recuerda a Batman, la manzana a la que le falta un trozo nos hace recordar ordenadores blancos y teléfonos de última generación. Los símbolos son identificativos y hasta nos hace propiedad de algo o de alguien.

Pero no son solo los símbolos, el estilo de ropa, la manera de hablar, nuestros gustos, nuestros hobbies, nuestra forma de vestir nos identifican. Ser cristiano también tiene un símbolo "En El también vosotros, después de escuchar el mensaje de la verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído, fuisteis sellados en El con el Espíritu Santo de la promesa, que nos es dado como garantía de nuestra herencia, con miras a la redención de la posesión adquirida de Dios, para alabanza de su gloria." 

El cristiano verdadero un día recibió una marca, todo empezó con un mensaje revolucionario, cuando la verdad se reveló a nosotros, cuando el evangelio fue presentado recibimos una marca, una identificación que nos acompañará por toda la vida. En el momento en que el Espíritu Santo nos puso su sello fue cuando nos volvimos propiedad de Dios, fue ahí cuando le empezamos a pertenecer, en el momento que Dios dijo “ahora eres mío”. Pero ser sellado implica algo más que simplemente pertenencia, habla de que la manera de vivir también cambia, como muestra pública de haber recibido ese sello.

Esto es vital, el que es propiedad de Dios ya no camina como si no lo fuese, ya no habla, ni piensa, ni actúa como si no lo fuese, sino que el sello produce un cambio que es visible por todos los que le rodean. Este sello nos ofrece el derecho de disfrutar de la herencia que Dios promete, pero teniendo en cuenta que todo esto es con el único propósito que su gloria sea glorificada. Esta es la clave, nuestra vida, nuestro sello están para que alabemos la gloria de Dios en cada día de nuestra vida.  Glorifica a Dios con tu vida, disfruta de ser parte de su propiedad, porque no hay mayor regalo que este, haber recibido la verdad y haber sido sellado por Dios.


AP

Comentarios